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Investigadores de Doñana estudian en el Congo la situación de los loros grises de cola roja.

Investigadores de Doñana estudian en el Congo la situación de los loros grises de cola roja.

HUELVA, 20 de diciembre. En un esfuerzo por preservar la biodiversidad amenazada, un grupo de investigadores liderado por la Estación Biológica de Doñana-CSIC, en colaboración con el Centre de Recherche en Sciences Naturelles, ha llevado a cabo una ambiciosa expedición en las selvas de la República Democrática del Congo. Su misión ha sido examinar las poblaciones del loro gris de cola roja (Psittacus erithacus), especie que ha sido catalogada como "en peligro" por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) desde 2016. Pedro Romero Vidal y José Luis Tella, destacados investigadores de la Estación Biológica de Doñana, han sido figuras clave en este proyecto crucial.

Informes del CSIC detallan que, aunque anteriormente se habían realizado estudios sobre estas aves en América Central y América del Sur, el Congo nunca había sido objeto de atención científica en este ámbito. La colaboración con Luis Flores, investigador del Centre de Recherche en Sciences Naturelles en Bukavu, ha sido fundamental para llevar a cabo esta exploración en un entorno que ha mostrado ser poco estudiado.

El principal enfoque de la expedición ha sido evaluar la situación del loro gris de cola roja en esas regiones poco investigadas. Desde 2016, esta especie ha enfrentado un grave peligro de extinción, en gran medida debido a las "intensas capturas que se han llevado a cabo durante décadas para abastecer los mercados internacionales de aves de jaula y mascotas". La alarma sobre su estado se vuelve más evidente a medida que los investigadores realizan sus estudios.

Las investigaciones se han desarrollado principalmente en los vastos parques nacionales de Lomami y Kahuzi-Biega, aunque se ha extendido a áreas limítrofes en la República Democrática del Congo, así como en Ruanda y Uganda. Estos sectores son cruciales para la conservación de la especie, y los datos recolectados apuntan a un panorama desalentador.

“Los censos realizados han revelado que las poblaciones de esta especie presentan densidades extremadamente bajas, y que incluso ha desaparecido de amplias áreas de distribución, incluidas las reservas naturales”, destaca José Luis Tella, quien ha dedicado más de 15 años al estudio de las poblaciones de loros en diferentes partes del mundo. Esto pone de manifiesto la urgencia de la situación y la necesidad de medidas efectivas de conservación.

El equipo científico también ha documentado evidencia de “capturas ilegales destinadas al comercio internacional”, observando frecuentes confiscaciones de loros que han sido atendidos veterinariamente para luego ser liberados en el centro de recuperación de fauna de Lwiro. Además, la deforestación, impulsada en gran medida por la demanda de carbón utilizado como fuente de energía para cocinar, se ha convertido en una amenaza adicional para estas aves y su hábitat.

“La deforestación y la caza, centradas en la provisión de alimento tanto para el consumo local como para mercados en grandes ciudades, representan serias amenazas para una rica biodiversidad cuya magnitud aún no se conoce completamente”, afirma Pedro Vidal Cordero, evidenciando la necesidad de una acción urgente para proteger este ecosistema único.

La expedición no solo ha arrojado luz sobre las dificultades que enfrenta el loro gris de cola roja, sino que también ha permitido registrar la presencia de aproximadamente 500 especies de aves y 40 especies de mamíferos en la región. En muchos casos, la existencia de estas especies era previamente desconocida, lo que subraya la importancia de continuar la investigación en esta vasta y aún inexplorada región de África central.

A raíz de este estudio, se prevé un seguimiento para investigar los efectos de la caza y la destrucción del hábitat en la biodiversidad del país, así como el estado de conservación del loro gris a lo largo de su distribución en África central. Este proyecto ha sido financiado por la Fundación Psittacus y cuenta con el respaldo del Plan Propio de cooperación de la Universidad Pablo de Olavide, bajo la dirección de Martina Carrete. Esta expedición marca el inicio de un convenio de colaboración científica de cinco años establecido entre el CSIC y el CRNS-LWIRO, lo que pone de manifiesto la importancia de la cooperación internacional en la conservación de especies en peligro.