MADRID, 29 Ene. (CHANCE) -

La Reina Letizia protagonizó una serie de compromisos este lunes en Aranjuez. En primer lugar, visitó las adaptaciones de accesibilidad realizadas en el Palacio Real. Posteriormente, presidió la 31ª reunión del Consejo del Real Patronato sobre Discapacidad. Y por último, pero no menos importante, entregó los Premios Nacionales de Discapacidad que llevan su nombre, reconociendo el trabajo de personas y asociaciones que promueven la inclusión y el respeto a los derechos humanos.

En esta ocasión, Su Majestad impresionó a todos al lucir, por tercera vez, su famoso vestido wrap azul grisáceo de Adolfo Domínguez. Lo combinó con un abrigo tipo batín en color camel de Carolina Herrera, unos salones de tacón bajo en el mismo tono y su bolso favorito, el Doma Insignia de Carolina Herrera en color marrón.

Pero más allá de su impecable estilismo y su elegancia, lo que más llamó la atención de Doña Letizia fue su cercanía con los ciudadanos que la esperaban a las puertas del Palacio Real de Aranjuez. Los ciudadanos no dudaron en despedirla con aplausos y vivas a la Reina.

La Reina quiso corresponder a este cariño saltándose el protocolo. Sin pensarlo dos veces, pidió a sus escoltas que detuvieran el vehículo en el que se marchaba y, con una gran sonrisa, descendió del mismo para acercarse al pueblo y saludar cariñosamente a las personas que habían esperado en bajas temperaturas durante horas para mostrarle su apoyo.