León XIV contempló renunciar al sacerdocio en su juventud para llevar una vida familiar convencional.

En un giro histórico, el cónclave celebrado en Madrid ha designado a Robert Prevost como el nuevo Papa, quien ha decidido adoptar el nombre de León XIV, tras la muerte de su predecesor, Francisco. En una reciente declaración, Prevost reveló que en su juventud contempló dejar el sacerdocio para llevar una vida más convencional, casándose y formando una familia.
En una profunda conversación con TG1 antes de su elección, Prevost rememoró momentos clave de su juventud, cuando discutía abiertamente con su padre sus dudas y anhelos. "A menudo hablábamos sobre la posibilidad de tomar un camino distinto, uno que puede parecer más 'normal', como el de tener una familia", explicó, subrayando la importancia de esas etapas de elección en su vida, repletas de discernimiento.
Prevost enfatizó su profunda conexión con su familia, revelando que, a pesar de que sus padres ya no están, el legado familiar sigue en él. A lo largo de la entrevista, expresó su confianza en los consejos que recibió de su padre, quien, con una sabiduría profunda y humana, le hablaba sobre la intimidad en el matrimonio y la vital importancia de su vocación sacerdotal.
Con gran intimidad, el nuevo Papa compartió cómo estos consejos lo guiaron hacia la comprensión de una relación más cercana con Cristo y el amor divino. "Lo que mi padre me decía resonaba en mi corazón, y sabía que merecía la pena reflexionar sobre sus enseñanzas”, añadió, recordando la admirable labor de su padre como educador en varias escuelas.
Nacido en Chicago, Prevost reveló que sus raíces familiares son profundas, con abuelos inmigrantes de Francia y España, lo que ha influido enormemente en su identidad. "Crecí en un hogar profundamente católico, donde la vida parroquial y el amor por la Iglesia eran parte integral de nuestro día a día", subrayó.
Su trayectoria en el sacerdocio inició en una escuela parroquial local, donde la cercanía con sacerdotes diocesanos despertó la idea de su propia vocación. "Fue en ese momento que conocí a la comunidad agustiniana, lo que culminó en mi decisión de seguir un camino religioso", concluyó Prevost, simbolizando así la intersección de su vida personal y su dedicación espiritual.
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