El Gobierno de Líbano ha dejado claro que no quiere entrar en guerra con Israel a medida que aumentan las tensiones en la frontera entre ambos países. En respuesta a los ataques lanzados sobre la Franja de Gaza, las fuerzas israelíes y el brazo armado del partido-milicia chií Hezbolá se han visto involucrados en un fuego cruzado peligroso. El ministro interino de Información de Líbano, Ziad Makari, ha declarado en una entrevista a medios rusos que el Gobierno libanés "no quiere la guerra" y que en caso de que ocurriera, trabajarían para resolverla.

Makari también ha señalado que las amenazas de Israel son recurrentes y que nunca se han contenido para llevarlas a cabo. Especialmente, ha mencionado al primer ministro Benjamin Netanyahu, quien constantemente amenaza a Líbano y promete devolver al país a la Edad de Piedra. Estas declaraciones hacen referencia a las palabras recientes del asesor de Seguridad Nacional de Israel, Tzachi Hanegbi.

Hezbolá, respaldado por Irán y considerado una de las principales fuerzas paramilitares en Oriente Próximo, ha estado involucrado en intercambios de disparos en las últimas semanas. Estos incidentes son los más graves desde la guerra asimétrica de 2006, lo que ha generado preocupación en la región.

Ante esta situación, Mark Regev, principal asesor del primer ministro Netanyahu, no ha descartado la posibilidad de que el conflicto se extienda más allá de las fronteras de Israel. Ha enfatizado la necesidad de estar preparados para librar una guerra en dos frentes.