MADRID, 4 de diciembre.

Este miércoles, las autoridades de Georgia han llevado a cabo la detención de 22 manifestantes en la capital, Tiflis, donde las protestas contra el Gobierno han vuelto a desatarse con fuerza. Las fuerzas de seguridad, en un intento por dispersar a los asistentes, han recurrido al uso de gases lacrimógenos y cañones de agua, proporcionando una mirada inquietante a la situación política actual del país.

Según ha informado el Ministerio del Interior de Georgia, todos los individuos arrestados permanecerán bajo custodia mientras sus casos son revisados por el sistema judicial. En un comunicado oficial, se señala que tras el inicio de la manifestación, un grupo de asistentes comenzó a adoptar una actitud hostil, incursionando en actos que podrían considerarse como delitos y violencia. Las autoridades han enfatizado la necesidad de mantener la paz durante las manifestaciones, pidiendo a los participantes que respeten los límites legales establecidos.

Las acusaciones sobre los manifestantes no se han hecho esperar, acusándolos de agredir a los agentes de policía mediante insultos y el lanzamiento de objetos contundentes, además de la utilización de fuegos artificiales y otros elementos incendiarios. Este clima de tensión se produce en el contexto de una creciente indignación social durante lo que ya es la sexta noche de protestas, donde se exige la repetición de elecciones y se critica la decisión del Gobierno de interrumpir el proceso de adhesión del país a la Unión Europea.

Desde el inicio de este ciclo de manifestaciones, las autoridades informan que el número total de detenidos ha alcanzado la impresionante cifra de 293, con los eventos concentrándose principalmente en la emblemática avenida Rustaveli y en las cercanías del Parlamento de Georgia.

El descontento en la población no cesa, mientras el primer ministro Irakli Kobajidze se enfrenta a una oposición decidida. La presidenta del país, Salomé Zurabishvili, ha advertido que las instituciones del Estado han sido “secuestradas” desde las elecciones del 26 de octubre. La presión social clama por un nuevo proceso electoral que permita salir de esta crisis interna que ha sumido al país en la incertidumbre política.

A pesar de la agitación, el Parlamento ha tomado la decisión de convocar elecciones presidenciales para el próximo 14 de diciembre, evento que marcará el final del mandato de Zurabishvili como presidenta. No obstante, ella ha enfatizado su intención de no renunciar al cargo hasta que se celebren nuevas elecciones, las cuales fueron controversiales, ya que el partido gobernante, Sueño Georgiano, resultó vencedor en medio de acusaciones de fraude y manipulación electoral.