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Más de 780 millones de personas padecen hambre en el mundo, alerta el PMA.

Más de 780 millones de personas padecen hambre en el mundo, alerta el PMA.

La situación de emergencia humanitaria se ha duplicado en los últimos cuatro años y se estima que en 2030, 600 millones de personas sufrirán desnutrición crónica, según alerta el Programa Mundial de Alimentos (PMA).

MADRID, 23 May.

De acuerdo con el informe presentado por el PMA, cerca de 783 millones de personas en el mundo padecen hambre crónica, lo que representa una crisis alimentaria en constante crecimiento. Estas preocupantes cifras se dan a conocer en el marco del Día Mundial del Hambre, que se conmemora el próximo 28 de mayo.

El reporte detalla que el número de individuos que sufren hambre extrema se ha casi duplicado desde 2019, llegando a los 258 millones distribuidos en 58 países para el año 2023. Además, se señala que en el 2022, 35 millones de personas en 39 países estaban al borde de la hambruna, y se prevé que en 2030, 600 millones de personas experimentarán desnutrición crónica.

En términos de necesidades humanitarias, se resalta que estas se han duplicado en los últimos cuatro años, siendo una de cada 23 personas quien requiere asistencia humanitaria para sobrevivir. De estos individuos, se especifica que la mitad son niños y niñas, sumando un total de 170 millones.

El PMA identifica como causas de esta crisis la multiplicidad de conflictos, crisis económicas, efectos del cambio climático y el alza en los precios de los alimentos. Esta conjunción de factores ha desencadenado una situación de "crisis de hambre sin precedentes", agravando las crisis humanitarias a nivel mundial y dejando a millones de familias en necesidad de ayuda.

Ejemplificando la situación, se destaca que el PMA actualmente gasta un 44% más para adquirir la misma cantidad de alimentos que antes de la pandemia. Antes, con la cantidad de alimentos que se podía alimentar a cinco personas, ahora solo es posible alimentar a tres.

Los países más afectados por esta subida de precios son los más empobrecidos, especialmente aquellos inmersos en conflictos violentos, desastres climáticos extremos y desplazamientos forzosos, como revela el informe ‘Price Shocks’ de World Vision.

En este contexto, se destaca que la inseguridad alimentaria tiene un impacto desproporcionado en niñas y mujeres. Según el estudio de Plan International, las circunstancias adversas relacionadas con la inseguridad alimentaria están fuertemente influenciadas por la desigualdad de género.

La directora de Comunicación de World Vision, Eloisa Molina, expone que "los alimentos básicos no deberían ser un lujo, sino accesibles para todos a fin de garantizar una dieta balanceada y un futuro prometedor para la infancia."

En esta misma línea, se recalca que las desigualdades de género impactan en cómo las niñas, niños y adolescentes experimentan la inseguridad alimentaria. Las normas de género preexistentes hacen que las mujeres y niñas sufran en mayor medida los efectos de la falta de acceso a alimentos, comiendo menos y después de los hombres en sus hogares.

Ante esta situación, las Organizaciones No Gubernamentales (ONG) del Comité de Emergencia llaman a la acción urgente y a un liderazgo internacional comprometido para abordar de forma colaborativa las causas profundas del hambre y ofrecer soluciones sostenibles y locales.

La directora de Oxfam Intermón, Pilar Orduña, subraya que "la desigualdad creciente y la acumulación de riqueza por parte de unos pocos a expensas del resto de la población alejan la promesa de acabar con el hambre en el mundo."

En este escenario crítico, las jóvenes y las mujeres se ven especialmente afectadas, enfrentando dificultades extraordinarias para acceder a alimentos y sufrir violaciones de sus derechos fundamentales. Por ello, es imperativo una respuesta inmediata y un enfoque colaborativo para abordar esta crisis alimentaria sin precedentes.