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Milei lanza críticas al 'wokismo' en Davos, señalándolo como un "cáncer a erradicar".

Milei lanza críticas al 'wokismo' en Davos, señalándolo como un

En un notable discurso durante el Foro Económico Mundial en Davos, Suiza, el presidente argentino Javier Milei ha aclamado a figuras de la política ultraconservadora como "compañeros" de lucha, entre ellos Donald Trump, Viktor Orbán, Benjamin Netanyahu y Giorgia Meloni. Para Milei, el ascenso de estos líderes representa un cambio necesario frente a lo que él denomina una "agenda siniestra del 'wokismo', un verdadero cáncer que debe ser extirpado". En su discurso, incluye en esta crítica cuestiones fundamentales como la lucha contra el cambio climático, la defensa del derecho al aborto y los conceptos bajo el paraguas de la "ideología de género".

El mandatario argentino ha subrayado que, desde su primera aparición en este foro el año pasado, ha habido un cambio global significativo. Reafirmando que no está "solo" en su lucha, destacó la creación de una "alianza internacional de todas aquellas naciones que desean ser libres y que creen en las ideas de la libertad". En este sentido, Milei ha expresado su admiración por Elon Musk, a quien califica como un "espíritu pionero", a pesar del reciente escándalo relacionado con un gesto polémico que él defiende como "inocente".

Durante su intervención, Milei reflexionó sobre lo que él percibe como la erosión de una hegemonía anteriormente consolidada. Su retórica se centró en la oposición al “pensamiento único” que, según él, representa el "wokismo", una ideología que cree que busca justificar la expansión del Estado a través de la apropiación y tergiversación de causas que son, según él, nobles.

El presidente argentino se atreve a calificar al "wokismo" como "la gran epidemia de nuestra época", sugiriendo que es preciso limitar el papel del Estado a la protección del derecho a la vida, a la libertad y a la propiedad. En una de sus declaraciones más controvertidas, Milei declaró la guerra al “feminismo radical”, argumentando que esta corriente pone a una parte de la población en contra de otra y cuestionando la categorización de ciertos crímenes como feminicidios.

Más allá de estas críticas, Milei ha puesto en tela de juicio la existencia de una brecha salarial entre hombres y mujeres. A pesar de las estadísticas globales que indican que las mujeres ganan, en promedio, un 20% menos que los hombres, el presidente sostiene que esta disparidad no refleja desigualdad, sino que se debe a que los hombres tienden a ocupar profesiones mejor remuneradas. En un tono crítico, afirmó que no se escucha quejarse de la predominancia masculino en diversas profesiones, ni en el ámbito de la criminalidad.

En cuanto a los temas medioambientales, Milei se refirió al "ambientalismo fanático", argumentando que algunos discursos ven a la humanidad como un "cáncer que debe ser eliminado". Quiso zanjar la cuestión al mencionar los "ciclos de cambios bruscos de temperatura" que ha experimentado la Tierra, lamentando que se estigmatice su postura como "terraplanista" por cuestionar ciertas narrativas sobre el cambio climático.

Por otra parte, el presidente también expresó su indignación cuando se le califica de "racista, xenófobo o nazi" por sus comentarios sobre la inmigración, donde sostiene que esta trae consigo problemas de violencia y abuso hacia ciudadanos europeos, argumentando que estas personas simplemente "cometen el pecado" de no adherirse a una fe en particular.