
El 16 de octubre en Madrid, la directora de Fútbol Femenino de la UEFA, Nadine Kessler, compartió importantes reflexiones sobre el avance de este deporte, subrayando que su evolución no ha sido un hecho fortuito, sino el resultado de una seria y constante inversión. En el marco del World Football Summit, Kessler destacó que el fútbol femenino tiene hoy una realidad completamente distinta, proyectándose como una "estrella en ascenso" que necesita respaldo económico seguro para continuar su desarrollo.
Kessler hizo hincapié en la necesidad de reconocer los cambios y progresos del fútbol femenino, ya que a menudo se asume que su popularidad es un fenómeno reciente. “No apareció de la nada; es fundamental entender su trayectoria y evolución”, señaló. Esta transformación ha sido respaldada por una inyección significativa de recursos en el último año proveniente de clubes y federaciones, que han despertado un interés de masas que antes era casi inexistente.
Refiriéndose a cifras concretas, Kessler mencionó que cuando inició su carrera, solo se llevaban a cabo 450 partidos de fútbol femenino en Europa, mientras que hoy en día esa cifra se acerca a los 800. “Esto no solo es un incremento, es una prueba de que la inversión en infraestructuras genera resultados”, afirmó, instando a que esta dinámica positiva se mantenga.
Además, Kessler criticó la noción condescendiente que a veces se manifiesta sobre el fútbol femenino, insinuando que ha sido un descubrimiento reciente sin historia previa. Para ella, es esencial que la UEFA abogue por una “inversión sostenible” que no solo busque beneficios económicos, sino que también haga un impacto real en la vida de los clubes femeninos.
En su mensaje, la exfutbolista reflejó que el futuro del fútbol femenino no se trata de un papel de víctima, sino de una oportunidad en construcción. La infraestructura adecuada debe ser prioritaria, y se necesitan las inversiones necesarias para asegurar que el crecimiento que se experimenta también se traduzca en una mejora palpable para los clubes femeninos.
Kessler apuntó directamente a la importancia de la competitividad en las ligas nacionales, sosteniendo que esta es la base para el desarrollo de un negocio sólido. Aunque reconoció que se han dado pasos significativos, enfatizó que todavía hay mucho por hacer para asegurar que cada liga desarrolle la calidad necesaria para que el fútbol crezca de manera adecuada.
Asimismo, expresó la convicción de que para que el fútbol femenino se convierta en una industria sólida, deben existir equipos competitivos que atraigan tanto la atención como los recursos. Aclaró que la UEFA ha visto resultados positivos con el nuevo formato de la Champions League, que ha facilitado una mayor diversidad en los campeones en los últimos años, promoviendo así un entorno más emocionante.
La introducción de nuevas competiciones, como la Copa de Europa, fue vista por Kessler como un paso fundamental para ampliar la participación de equipos en el nivel europeo, lo que también puede traducirse en mayores ingresos y atención comercial. Esta directiva enfatizó que las decisiones que se toman no solo afectan el aspecto deportivo, sino también la percepción y el interés comercial en el fútbol femenino, especialmente en asociación con plataformas de medios como 'Disney+'.
Kessler observó con optimismo el crecimiento del fútbol europeo, señalando que la mayoría de los traspasos más significativos se llevan a cabo en este continente y que el aumento en la base de aficionados es una indicación clara de su evolución. No obstante, reconoció que aún hay un largo camino para alcanzar equidad cultural y reconocimiento total.
Refiriéndose al reciente éxito de la Eurocopa de Suiza, donde se batieron récords de asistencia, dejó claro que el interés en el fútbol femenino es real y significativo. Este evento fue un claro reflejo de la energía renovada en torno al deporte, algo que consideró un indicativo del crecimiento genuino y sostenible.
Por último, Kessler abordó el tema del calendario del fútbol femenino, argumentando que el desafío no es la cantidad de partidos, sino la búsqueda de una mayor exclusividad para los eventos. Reconoció que, a pesar de que las jugadoras están participando en más encuentros, esto no necesariamente significa que estén jugando más minutos, dado que las condiciones de los planteles han cambiado. También hizo hincapié en la importancia de proporcionar descansos adecuados para las futbolistas durante este periodo de alta actividad.
Finalmente, Kessler reflexionó sobre su propia transición de jugadora a líder administrativa, afirmando que su antiguo rol en el campo era menos complicado que los desafíos que enfrenta hoy en la gestión. Reveló que su objetivo en la UEFA es guiar y unir a todos en torno a una visión compartida, con el fin de crear un cambio cultural positivo y permitir que el fútbol femenino siga floreciendo y recibiendo el apoyo que merece.
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