
En un significativo encuentro que tuvo lugar en Madrid, representantes de IU, Sumar, Compromís, Más Madrid, Comunes y EH Bildu se reunieron para discutir las vías a seguir ante el auge de la ultraderecha, marcando una clara postura de apoyo a la unidad dentro de la izquierda, tanto a nivel político como electoral. Este foro, titulado '¿Cómo enfrentar a la ultraderecha?', se enmarca dentro de la festividad anual del Partido Comunista de España y se celebró en Rivas, Madrid, sin la participación de Podemos, que, tal como ocurrió el año pasado, optó por no asistir.
El coordinador federal de IU, Antonio Maíllo, subrayó la necesidad de construir un frente amplio que esté anclado en las raíces territoriales de la izquierda, destacando su importancia para la revalidación del Gobierno progresista en los municipios. Maíllo enfatizó la urgencia de emprender una "batalla cultural" y de mantener una actitud combativa frente al creciente extremismo, resaltando que, a diferencia de otras naciones europeas, la izquierda en España cuenta con un contexto relativamente favorable.
El parlamentario de Compromís en el Congreso, Alberto Ibáñez, intensificó el debate al advertir que el fascismo representa una de las amenazas más graves de la actualidad, sugiriendo que las soluciones deben ir más allá de simples "parches" socialdemócratas. A su vez, hizo un llamado a la unidad electoral en la próxima contienda, con la intención de presentar una alternativa sólida compuesta por solo cuatro opciones: PP, Vox, PSOE y una izquierda comprometida con la lucha contra el extremismo.
Tesh Sidi, diputada de Más Madrid, expuso que la ultraderecha opera bajo un modelo internacional organizado, eligiendo líderes carismáticos y aprovechando sus conexiones con el poder empresarial, como es el caso de figuras como Elon Musk. En respuesta, Sidi instó a la izquierda a no renunciar a su presencia en las redes sociales, y a comprometerse en el trabajo de base en los barrios, rechazando el conformismo y los líderes excesivamente centralizados.
El diputado de Bildu, Mikel Otero, analizó cómo la extrema derecha capitaliza el descontento social, ofreciendo una "certeza totalitaria" que, aunque engañosa, resulta atractiva para ciertos sectores. Otero propuso que la izquierda aspire a crear frentes amplios, uniendo fuerzas en torno a programas consensuados, siempre y cuando mantenga un fuerte vínculo con la ciudadanía. También instó a los progresistas a evitar convertir a sus líderes en figuras distantes del electorado.
Lara Hernández, coordinadora de Sumar, argumentó que la ultraderecha se alimenta del malestar social y que es crucial no normalizar su presencia, haciendo un llamado a la izquierda para que adopte una postura ofensiva y deje atrás cualquier tendencia al ensimismamiento, enfocándose en los retos del siglo XXI. Subrayó que la movilización será fundamental de cara a un nuevo ciclo electoral, mencionando específicamente la importancia de las manifestaciones en apoyo a Gaza como un camino para construir un bloque histórico de alianzas.
Finalmente, Gerardo Pisarello, coportavoz de los Comunes y también parlamentario, enfatizó que el surgimiento de la ultraderecha se debe a un "capitalismo de barbarie", y reiteró que la respuesta de la izquierda debe ser siempre desde una perspectiva revolucionaria y con la ambición de convertir en mayorías sus propuestas. Resaltó la necesidad de unirse en un frente amplio que incluya acciones programáticas y electorales cuando sea posible, para hacer frente a los desafíos que se avecinan.
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