El 26 de septiembre en Madrid, Tesla ha solicitado a los organismos reguladores ambientales en Estados Unidos que mantengan los estándares establecidos para las emisiones de gases de efecto invernadero, diseñados para impulsar la venta de vehículos eléctricos en el país.

Las normativas introducidas durante la administración del presidente Joe Biden preveían que más de la mitad del mercado automotriz estadounidense estaría compuesto por autos completamente eléctricos para el año 2032.

En un documento dirigido a la Agencia de Protección Ambiental (EPA) de Estados Unidos, Tesla subrayó que estas regulaciones se sustentan en la autoridad legal que el Congreso otorgó a la agencia para controlar las emisiones contaminantes de los nuevos vehículos.

La compañía enfatizó su deseo de que la EPA no abandone la Declaración de Peligro, argumentando que esta es legalmente válida, se apoya en una base sólida de evidencias y ha sido un componente integral de la legislación federal durante los últimos quince años.

Es importante señalar que la intención de la EPA de revertir esta conclusión de peligro es parte de un esfuerzo más amplio impulsado durante el mandato del expresidente Donald Trump, un movimiento que buscaba disminuir el respaldo federal a los automóviles eléctricos, un segmento donde Tesla se posiciona como el líder de ventas en el país.