En un trágico fin de semana, un total de 14 personas perdieron la vida en las carreteras españolas en 13 accidentes de circulación, según informó la Dirección General de Tráfico (DGT). Entre las víctimas, cuatro eran motoristas y otros cuatro eran peatones, lo que pone de manifiesto la importancia de tomar medidas para proteger a los usuarios más vulnerables de nuestras vías.

En lo que va del año, ya se han contabilizado 383 víctimas mortales en accidentes de tráfico, una cifra alarmante que sigue creciendo. La mayoría de los siniestros ocurrieron en vías convencionales, lo que plantea la necesidad de reforzar la seguridad en este tipo de carreteras para evitar más tragedias.

Los accidentes tuvieron lugar en diversos puntos de la geografía española, desde Almoradí hasta Fuentes de Ebro, pasando por ciudades como Castelló de la Plana, Arganda del Rey o Ermua. Esta dispersión geográfica nos recuerda que la seguridad vial es un problema que afecta a toda la sociedad y que debemos trabajar juntos para reducir la siniestralidad en nuestras carreteras.

El sábado fue el día más trágico, con nueve fallecidos en ocho accidentes, seguido por el domingo con tres siniestros y el viernes con dos accidentes mortales. Cada una de estas muertes es una tragedia evitable que nos debería motivar a seguir luchando por unas carreteras más seguras para todos.