En una reciente declaración, el ministro de Seguridad Nacional de Israel, Itamar Ben Gvir, un político asociado a la extrema derecha, descalificó a los activistas de la Global Sumud Flotilla durante una visita a los detenidos en el puerto de Asdod. Ben Gvir catalogó a estos defensores de los derechos humanos como "terroristas", acusándolos de tener intenciones malignas en su intento de llevar asistencia humanitaria a la Franja de Gaza.

En un vídeo que ha circulado ampliamente en las redes sociales, se observa a Ben Gvir insistiendo en que los integrantes de la flotilla no estaban allí para ayudar a los palestinos, sino que, en su opinión, estaban "apoyando a asesinos". Sus comentarios se dieron en un contexto tenso, mientras algunos de los activistas detenidos gritaban consignas a favor de la libertad de Palestina.

El ministro, en una notable contradicción a las afirmaciones de los organizadores, afirmó que la situación a bordo de las embarcaciones era un "caos" y que no había evidencia de ayuda humanitaria. "Todo era una gran fiesta", expresó Ben Gvir, desestimando cualquier reclamo sobre el propósito de la misión, a pesar de los numerosos vídeos que demostraban la carga humanitaria llevada por los activistas.

Ben Gvir, quien también supervisa a la Policía de Israel, hizo estas afirmaciones en un momento en que el gobierno israelí, liderado por Benjamin Netanyahu, enfrenta un creciente escrutinio internacional por su manejo del conflicto en Gaza, especialmente desde que se intensificó la violencia tras los recientes ataques del 7 de octubre de 2023 por parte de Hamás.

Este viernes, las autoridades israelíes anunciaron que los 470 activistas a bordo de las embarcaciones interceptadas han sido sometidos a un "proceso de inspección" en Asdod, y comenzaron las deportaciones, destacando la expulsión de cuatro parlamentarios y europarlamentarios italianos como los primeros casos.

Por su parte, la Global Sumud Flotilla denunció lo que consideran un “ataque ilegal” contra activistas pacíficos y reafirmó su compromiso de desafiar la “normalidad genocida” en Gaza mediante la desobediencia civil. Esta postura se enmarca en un contexto donde el número de muertos palestinos ha superado las 66.200, de acuerdo con las autoridades de Gaza, incluyendo miles de niños fallecidos debido a la crisis humanitaria exacerbada por el bloqueo impuesto por Israel.