ROMA, 18 de mayo. La investidura de León XIV como nuevo Papa ha sido un evento cargado de simbolismo y esperanza, y así lo ha expresado el ministro de Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes de España, Félix Bolaños, quien ha estado presente en la misa inaugural del pontificado en el Vaticano.

En sus declaraciones tras la ceremonia, Bolaños extendió sus mejores deseos al nuevo liderato de la Iglesia: “Desearle éxito y acierto en su misión es fundamental. Desde el Gobierno, nos comprometemos a seguir cultivando el diálogo, el respeto y la cooperación que han caracterizado nuestras relaciones en los últimos años”, compartió en su cuenta de X, enfatizando la importancia de un espíritu colaborativo.

El representante español formó parte de la delegación que viajó a Roma, encabezada por los Reyes de España. Desde temprano, miles de fieles se congregaron en la emblemática Plaza de San Pedro, expectantes en la inauguración del nuevo pontificado. Antes de que comenzara la misa, el Santo Padre saludó a la multitud desde el papamóvil, un gesto que mostró su cercanía y conexión con la comunidad.

La comitiva española también incluyó a figuras clave como la vicepresidenta primera María Jesús Montero, la vicepresidenta segunda Yolanda Díaz y el líder de la oposición Alberto Núñez Feijóo, además de la embajadora de España ante la Santa Sede, Isabel Celaá, destacando la relevancia política del evento.

Durante la ceremonia, León XIV abordó la situación internacional, especialmente la crisis en Ucrania, donde clamó por una “paz justa y duradera”. Asimismo, el Papa no olvidó a los “supervivientes” de la guerra en Gaza y expresó su preocupación por los nuevos conflictos armados en Myanmar, mostrando su compromiso con la paz global.

“No podemos permanecer indiferentes ante el sufrimiento de nuestros hermanos y hermanas. En Gaza, las familias, los niños y los ancianos enfrentan el hambre y la desolación”, aseguró León XIV en su emotivo mensaje, reflejando la urgencia de la paz en un mundo convulso.

Finalmente, el nuevo Papa invocó la intercesión de la Madre del Buen Consejo como símbolo de esperanza, pidiendo “el don de la paz y el consuelo para quienes sufren en diversas partes del mundo”. Un llamado que resonó profundamente entre los asistentes y que reafirma la misión de la Iglesia en tiempos de crisis.