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Casi la mitad de los emprendedores apoyados por la Fundación Microfinanzas BBVA han dejado atrás la pobreza: "Es crucial generar más empleos".

Casi la mitad de los emprendedores apoyados por la Fundación Microfinanzas BBVA han dejado atrás la pobreza:

La Fundación Microfinanzas BBVA (FMBBVA) ha logrado impactar la vida de más de tres millones de emprendedores de bajos recursos en cinco naciones de América Latina, destacando su compromiso con el desarrollo económico sostenible en la región.

De acuerdo con el reciente 'Informe de Impacto 2024', un notable 46% de los emprendedores que han recibido apoyo de la FMBBVA ha logrado salir de la pobreza, integrando a más de 158,000 personas al mercado laboral en países como Colombia, Perú, República Dominicana, Chile y Panamá.

En este contexto, las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes) constituyen un pilar fundamental de la economía regional, representando el 99% de todas las empresas y generando alrededor del 60% del empleo formal en América Latina y el Caribe, de acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

La FMBBVA ha otorgado en 2024 microcréditos por un total de 1,578 millones de dólares, reafirmando que el vínculo continuo con los emprendedores —más allá del simple acto de prestar dinero— es esencial para impulsar cambios significativos en sus vidas.

“La combinación de financiamiento, formación y digitalización es crucial para transformar la realidad de miles de familias, ayudando a mitigar la pobreza y generar empleos. Después de tres ciclos de crédito, muchos de nuestros emprendedores han logrado superar la pobreza”, señala Stephanie García Van Gool, directora de Medición de Impacto y Desarrollo Estratégico de la FMBBVA.

La FMBBVA también evalúa la pobreza multidimensional en cada hogar, analizando factores como salud, educación y vivienda, lo que les permite ofrecer productos y servicios personalizados que se alinean con las necesidades de sus beneficiarios.

El compromiso de la FMBBVA es evidente, ya que un 36% de los nuevos emprendedores accedió por primera vez a servicios financieros gracias a su intervención, entre los cuales más de la mitad son jóvenes menores de 30 años y el 40% reside en áreas rurales.

Un claro ejemplo de este impacto es Élida Flores, una agricultora que ha transformado su vida y la de su comunidad en la selva peruana. A pesar de su formación en Contabilidad, optó por el camino del emprendimiento para mejorar sus ingresos familiares, arrendando tierras para cultivar cacao orgánico. Gracias a su esfuerzo, ahora es propietaria de esas tierras y proporciona empleo a cuatro personas, con el objetivo de seguir expandiendo su negocio.

“En esta zona se necesita mucho trabajo. No podemos rendirnos”, comparte Élida, quien recibe respaldo de la FMBBVA a través de Financiera Confianza en Perú.

El informe revela que, en 2024, la tasa de pobreza monetaria en los países donde opera la FMBBVA se sitúa en el 25.6%, más alta que antes de la pandemia. En este año, el crecimiento económico promedio en estas naciones fue del 2.6%, superando la media regional de América Latina que fue del 2.2%.

A pesar de estos avances, el documento indica que persisten problemas estructurales, como la baja inversión privada y una creación de empleo formal lenta, así como una notable desigualdad de género en el acceso a oportunidades económicas, lo que agrava la desigualdad en la recuperación económica.

Mientras países como República Dominicana y Perú muestran un crecimiento robusto en sectores como la pesca y la construcción, Panamá enfrenta desafíos en el sector minero. Al mismo tiempo, Chile y Colombia luchan con la escasez de inversión y un consumo decreciente, aunque se observan indicios de una recuperación gradual.

Aunque el desempleo ha disminuido ligeramente desde 2020, gran parte de la recuperación se ha producido en el ámbito informal, donde un 55.6% de los trabajadores se encuentran en esta situación. Las mujeres, en particular, enfrentan obstáculos adicionales para ingresar al mercado laboral formal, especialmente en áreas rurales y en sectores donde predomina la mano de obra masculina.

En términos de inclusión financiera, el 73% de los adultos en América Latina ahora tienen acceso a cuentas bancarias o digitales, un progreso significativo en comparación con el 39% registrado en 2011. Sin embargo, alrededor de 109 millones de adultos, lo que representa el 23% de la población, siguen excluidos del sistema financiero formal.

Es notable que el 63% de los emprendedores apoyados por la FMBBVA son mujeres, cuyo nivel educativo promedio es medio y que, en su mayoría, residen en áreas urbanas (66%). Las limitaciones educativas y la escasez de empleo digno obligan a muchas personas a recurrir al autoempleo como su principal fuente de sustento.

Los emprendedores se dedican principalmente al comercio (54%), seguidos de aquellos involucrados en servicios como alimentación, estética y transporte. Un segmento del 15% se orienta a actividades agrícolas, mayoritariamente realizado por hombres en zonas rurales, que enfrentan desafíos como la estacionalidad y el cambio climático, así como la falta de infraestructura adecuada.

Además, el 36% de los nuevos emprendedores accede al sistema financiero formal por primera vez gracias a las entidades de la Fundación, un paso crucial para su desarrollo económico y social, en especial para los habitantes de áreas rurales y los jóvenes menores de 30 años.

Sin embargo, los emprendedores continúan enfrentando altos niveles de pobreza monetaria (26%) y pobreza multidimensional (15%). Las mujeres, que constituyen la mayoría entre ellos, lidian con desafíos adicionales debido a su doble rol como generadoras de ingresos y responsables del hogar, lo que agrava su vulnerabilidad social y económica, acentuada por la falta de acceso a servicios básicos como salud y educación.

Durante 2024, la FMBBVA ha proporcionado asistencia a más de 3 millones de personas con productos y servicios financieros adaptados a sus realidades, implementando estrategias que incluyen educación financiera y tecnologías innovadoras, mejorando así la resiliencia económica de los emprendedores y sus familias.