
En un contexto de creciente competencia en el sector automovilístico europeo, el exdirector general de Peugeot en España, Alberto de Aza, ha expresado su sorpresa ante la reciente dimisión de Carlos Tavares, CEO de Stellantis. Durante una entrevista con Europa Press, De Aza destacó que la emblemática firma automotriz atraviesa un periodo particularmente delicado, elaborando sobre los desafíos que enfrenta la fusión entre FCA y PSA, que ha sido más pronunciada que los problemas enfrentados por otros fabricantes.
De Aza, quien previamente ocupó un breve cargo en Peugeot antes de unirse a BYD, describió el escenario del mercado europeo como cada vez más implacable. Se siente alarmado por el avance de las marcas chinas, que parecen tener la intención de desplazar a las marcas tradicionales, tal como en su día lo hicieron los fabricantes surcoreanos y japoneses. La afirmación de De Aza sugiere que los fabricantes chinos podrían capturar hasta un 10% de la cuota de mercado europeo, lo que podría representar un impacto significativo en la industria.
Según las proyecciones de De Aza, esto implicaría una reducción de aproximadamente dos millones de vehículos producidos en Europa, lo cual se traduciría en un desafío industrial considerable para los fabricantes históricos, obligándolos a reconsiderar tanto su infraestructura como su tamaño. Estas dinámicas del mercado enfatizan la necesidad de innovación y adaptación en un entorno tan cambiante.
El exdirector de Peugeot también advirtió sobre las posibles consecuencias severas de esta competencia en términos de empleo, mencionando que la llegada de estas marcas chinas podría ocasionar el cierre de hasta tres plantas automovilísticas en el continente. Esto también implicaría una reestructuración en la red de concesionarios y en los servicios de posventa, lo que subraya la gravedad de la situación actual.
De Aza anticipa que el próximo año se caracterizará por turbulencias dentro del sector y mencionó la normativa 'CAFE' como un factor crítico que podría desafiar a varias marcas. Aunque se abstuvo de identificar a los fabricantes en riesgo, dejó entrever que no todas las marcas estarían en condiciones de adaptarse a las nuevas exigencias del mercado, sugiriendo que algunas podrían hallarse en problemas mientras que otras podrían encontrar oportunidades en medio del caos.
Con todo esto en mente, De Aza remarcó la importancia del sector automovilístico para la economía española y reiteró el compromiso del país por asegurar que la automoción se mantenga como un pilar fundamental. En un panorama tan retador, el valor industrial de esta sector debe ser defendido para garantizar su continuidad y viabilidad en el futuro.
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