
Este lunes miles de personas se manifestaron en Belgrado, la capital de Serbia, para protestar contra la violencia armada, después de que dos tiroteos la semana pasada causaran la muerte de 17 personas, de las cuales nueve murieron en un colegio. La oposición convocó la manifestación y pidió la destitución de altos cargos del órgano regulador de medios y ministros, incluyendo el de Interior y el Director de la Agencia de Seguridad e Información. Además, demandaron la cancelación inmediata de la transmisión de reality shows y otros programas que promuevan la violencia o las agresiones. También pidieron que se investigue la responsabilidad del Gobierno en la situación de seguridad.
El presidente serbio, por su parte, prometió medidas para aumentar la seguridad de los serbios e indicó que en el próximo mes habrá "una lenta campaña de desarme". Además, se referió a la manifestación sosteniendo que estuvo politizada y pidió respeto para las víctimas, afirmando que este tipo de protestas son "la forma más brutal de abusar de los sentimientos de la gente". El Ministerio del Interior anunció nuevas medidas en las instituciones educativas, como la presencia de agentes de la Policía o la prohibición del uso de teléfonos móviles en las escuelas.
Los actos violentos ya han tenido consecuencias políticas, con la renuncia del ministro de Educación serbio, Branko Ruzic, y la paralización de la emisión de nuevas licencias de armas en todo el país durante dos años, además de la implantación de revisiones regulares de las armas legales y registradas.
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