En un reciente movimiento hacia una mayor comprensión de la violencia vicaria, ERC ha instado al Gobierno a ampliar la definición de este tipo de violencia en el anteproyecto de Ley Orgánica, aprobado el 30 de septiembre, para incluir a los animales como víctimas potenciales. Esta solicitud se enmarca en un esfuerzo por visibilizar las distintas formas de maltrato psicológico que pueden afectar a las mujeres.

La diputada Etna Estrems, representante del grupo, ha enfatizado que la violencia vicaria abarca más que a menores y familiares; se extiende a cualquier ser que pueda ser usado como un medio para infligir daño emocional a las mujeres. “Los animales, en este contexto, se convierten en herramientas de intimidación”, ha afirmado Estrems, subrayando la necesidad de una definición más inclusiva.

El partido ha argumentado que esta perspectiva está respaldada por recientes fallos judiciales que han calificado como violencia vicaria acciones como el sacrificio de mascotas con el propósito de amenazar a una expareja. Según el programa Viopet, el 59% de las mujeres que enfrentan violencia machista y que tienen mascotas optan por no abandonar sus hogares debido al temor de que sus agresores causen daño a los animales. “Abogar por la protección de los animales en estos escenarios no solo es fundamental; es un imperativo feminista”, ha insistido la diputada.

A pesar de la alineación de ERC con la iniciativa legislativa, han expresado su preocupación por la posibilidad de que una definición restringida a menores o familiares omita comportamientos peligrosos y reiterados. Según Estrems, es esencial conseguir que el marco legal sea amplio y en consonancia con la práctica judicial actual, mencionando explícitamente a los animales como instrumentos de violencia.

Por otro lado, el Grupo Parlamentario Republicano ha planteado un conjunto de preguntas al Gobierno que abarcan esta visión integral. También han manifestado su intención de solicitar medidas cautelares que garanticen la protección de los animales durante la tramitación del anteproyecto, así como la implementación de mecanismos estadísticos que permitan medir el alcance de la violencia vicaria.