
El 11 de abril de 2023, en un despliegue de vigilancia marítima, la Armada de Estonia logró interceptar un petrolero que navegaba bajo una bandera inexistente en las aguas del mar Báltico. Este buque, llamado 'Kiwala', podría estar asociado a la controversial flota fantasma rusa, utilizada por Moscú para continuar con la exportación de bienes fundamentales para su economía a través de embarcaciones y empresas de fachada.
La operación se inició a las 3:00 a.m. hora local, justo antes de que el 'Kiwala' ingresara a la zona económica exclusiva estonia. Según informaron las autoridades, en el barco viajaban más de 20 miembros de la tripulación, todos ellos en ruta hacia el puerto ruso de Luga.
Ivo Vark, comandante de la Armada estonia, compartió con la prensa que la misión principal de la interceptación era "comprobar la documentación y el estatus legal" del petrolero. Como el 'Kiwala' no ostenta un pabellón nacional, su presencia en aguas abiertas es ilegal. Además, el buque ya enfrenta sanciones tanto de la Unión Europea como de otros países.
Por su parte, Veiko Kommusaar, jefe de la Guardia de Fronteras, apuntó que es un hecho conocido que por esa área navegan embarcaciones que no cumplen con la documentación necesaria. En el caso del 'Kiwala', indicó que los indicios apuntan de forma contundente hacia su relación con la flota fantasma rusa, tal como informó la cadena ERR.
No obstante, a pesar de la gravedad de la situación, las autoridades estonias aseguraron que esta intervención no está vinculada a posibles daños a infraestructura crítica. Vark destacó que no hay motivos para especulaciones sobre nuevos actos de sabotaje en la región del Báltico.
En respuesta a estos acontecimientos, el primer ministro de Estonia, Kristen Michal, utilizó las redes sociales para enfatizar que "Estonia toma muy en serio cualquier actividad sospechosa en el mar Báltico", reiterando el compromiso del país con la seguridad marítima.
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