Fiscalía de Bélgica solicita 30 años de cárcel para la expareja de Teresa Rodríguez por asesinato planificado.
 
                                        BRUSELAS, 17 de octubre.
La Fiscalía belga ha solicitado este viernes una pena de 30 años de prisión para César Arribas Calvo, ex guardia civil, tras su condena por el atroz asesinato de su expareja, la enfermera vallisoletana Teresa Rodríguez Llamazares, quien fue asesinada a sus 23 años. La trágica muerte ocurrió en su domicilio de Bruselas, donde Arribas Calvo le infligió más de 150 puñaladas en octubre de 2022.
El jurado popular, compuesto por doce hombres y ocho mujeres, emitió el jueves un veredicto de culpabilidad en contra de Arribas Calvo, encontrándolo responsable de homicidio voluntario y premeditado. La Fiscalía enfatizó que se utilizaron cuchillos de cocina como herramientas para causar el daño, lo que acentúa la brutalidad del crimen.
En este momento, corresponde al mismo jurado determinar la pena adecuada para el acusado, quien ha estado en prisión desde su arresto, ocurrido pocas horas después del asesinato, hasta el juicio celebrado esta semana en el Tribunal Penal de Bruselas. Las posibles sanciones varían desde una condena mínima de tres años hasta una cadena perpetua en los casos más extremos.
La Abogada General que ha representado al Ministerio Público durante el juicio ha indicado este viernes su propuesta de 30 años de prisión para Arribas Calvo. Destacó que, aunque las penas no se cumplen en su totalidad, el condenado podría optar a libertad condicional después de 15 años, de los cuales ya ha estado tres bajo custodia preventiva.
En su alegato, la fiscal expuso que existen factores atenuantes como el estado de salud y la falta de antecedentes penitenciarios del acusado, pero decidió no solicitar que se tomaran en cuenta en este contexto.
Durante el proceso y la investigación, diferentes expertos han descartado que Arribas Calvo sufriera cualquier tipo de alteración mental que le impidiera comprender la gravedad de sus actos.
La fiscal insistió en que la pena impuesta debe reflejar el "daño y sufrimiento" causados por este "crimen extremadamente violento", así como ser proporcional a la gravedad de los hechos y su impacto en la sociedad.
Previo al asesinato, Arribas Calvo, quien había sido expulsado de la guardia civil, se trasladó a Bruselas intentando "restablecer" su relación con Teresa, quien residía y trabajaba allí como enfermera. Durante sus primeros días, se alojó en el hogar de la víctima a pesar de que ella había manifestado su incomodidad con su presencia. La noche anterior al crimen, sin embargo, se mudó a un albergue cercano.
El mismo día del asesinato, desde el albergue, Arribas Calvo redactó una carta de arrepentimiento por sus intenciones homicidas, aunque nunca la envió. También realizó búsquedas en Internet sobre cómo cometer un asesinato.
Después de cometer el crimen, el acusado intentó huir arrojándose por la ventana de un quinto piso en el edificio donde vivía la víctima. Aunque alegó que su propósito era suicidarse, no ofreció una explicación convincente sobre por qué intentó subir por la fachada hacia el tejado en lugar de simplemente arrojarse.
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