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Gabriela Molina de Fundación Otazu: "Buscamos aumentar la frecuencia de nuestras exposiciones".

Gabriela Molina de Fundación Otazu:

La Fundación Otazu da un paso trascendental en su evolución al nombrar a Gabriela Molina como su nueva responsable. Su misión es clara: revitalizar su programa artístico, fomentar colaboraciones innovadoras y aumentar la visibilidad de su significativa colección de arte contemporáneo, que cuenta con más de 150 obras expuestas de manera permanente en la bodega.

En un encuentro reciente con los medios, Molina expresó su ambición: “Queremos realizar exposiciones más frecuentes y asegurarnos de que las obras que no se encuentran en exhibición regularmente sean vistas, no estén relegadas al olvido”. Esta visión refleja una clara intención de democratizar el acceso al arte y hacerlo más palpable para el público.

Originaria de Venezuela y formada en Bellas Artes, Molina también se encuentra en proceso de obtener un Máster en Estudios de Comisariado en la Universidad de Navarra. Fue en el taller del renombrado artista cinético Carlos Cruz-Diez, donde descubrió su pasión por la gestión cultural, comenzando su carrera como asistente en producción y proyectos.

Su trayectoria la ha llevado a participar en impresionantes exposiciones e instalaciones, como la Chromosaturation en el Museo de Bellas Artes de Houston. Ahora, bajo el liderazgo de Guillermo Penso, presidente de la Fundación, Molina se propone aportar una perspectiva contemporánea sobre el papel fundamental que el arte desempeña en la sociedad actual.

“Tanto el arte como el vino son reflejos del tiempo; ambos comparten una relación sensorial que busca conectar al espectador con sus emociones”, comenta Molina, quien recuerda que la esencia de la colección se fundó en la unión de arte y vino.

Según Molina, “la fusión entre el arte y el vino es uno de nuestros activos más importantes. Deseamos que esta conexión se convierta en una experiencia viva, sensorial y accesible para todos. La creación de un vino excepcional, al igual que la producción artística, exige paciencia e intuición, así como un profundo respeto por cada uno de sus componentes”.

Fundada en 2016, la Fundación Otazu no solo se dedica a conservar y exhibir su colección de arte contemporáneo, sino que también se involucra en un variado programa de actividades culturales. Este compromiso es tan profundo que hasta las etiquetas de sus vinos presentan un diseño único que resalta la creatividad artística.

A lo largo de estos años, la Fundación ha colaborado con artistas renombrados como Manolo Valdés y Jordi Bernadó, promoviendo un diálogo enriquecedor entre el arte y la naturaleza, además de impulsar el avance social y el valor del arte contemporáneo en la comunidad. Su contribución le valió en 2020 el Premio 'A' al Coleccionismo de la Fundación ARCO, reconocimiento a su labor de conservación y difusión.

Las actividades esenciales que lleva a cabo la Fundación incluyen la creación y mantenimiento de una colección de arte, la educación artística y organizan eventos significativos como el Otazu ArtWeekend y una Bienal de Arte Contemporáneo Monumental.

Gabriela Molina, también responsable de proyectos del legado Cruz-Diez, trabaja en estrecha colaboración con la familia del artista para preservar su obra y pensamiento, una conexión que cobra especial importancia en la bodega, donde el artista venezolano es una figura central en el proyecto Vitral de Otazu.

“Actualmente estamos desarrollando el nuevo proyecto para la Bienal que espera ser inaugurado el próximo año, así como nuevas exposiciones en el segundo piso”, menciona Molina, sin dejar de lado el proyecto Genios de Otazu, que busca fusionar las creaciones artísticas y la enología desde 2016.

La bodega Otazu, situada a ocho kilómetros de Pamplona, se encuentra en un entorno privilegiado entre la Sierra del Perdón y la Sierra del Sarbil, con el río Arga como frontera natural. Esta ubicación especial, favorecida por un microclima único, posee su propia Denominación de Origen Protegida, D.O.P. Pago de Otazu.

En esta región, rica en historia, están presentes monumentos significativos como una iglesia románica del siglo XII, una torre-palomar del siglo XIV y un palacio del siglo XVI. Desde su adquisición en 1989 por la familia Penso, todos los vinos de Otazu son elaborados exclusivamente con uvas de sus propias 116 hectáreas de viñedo, donde se cultivan varietales como Tempranillo, Cabernet Sauvignon y Chardonnay.