Hezbolá celebra su "triunfo" en el conflicto, mientras Israel opta por el alto el fuego para proteger a sus tropas.

En el marco de la tensa situación en Medio Oriente, Naim Qassem, líder del partido-milicia chií libanés Hezbolá, ha consolidado la visión de su grupo respecto al reciente alto el fuego negociado con el Ejército israelí, describiéndolo como una "significativa victoria" para la resistencia libanesa. Qassem sostiene que esta decisión de Israel de cesar los ataques en Líbano refleja una necesidad urgente de "salvar" a sus fuerzas desplegadas en el sur del país, lo que, según su perspectiva, subraya la presión a la que están sometidos los israelíes.
Durante un apasionado discurso ofrecido este viernes, el líder de Hezbolá comparó la actual guerra con Israel con el conflicto de julio de 2006, afirmando que la situación actual no solo se ha prolongado más, sino que además ha sido más intensa y mortífera. Según Qassem, esto se manifiesta no solo en el número de "sacrificios" realizados por su grupo, sino también en el respaldo militar y político que los Estados Unidos han proporcionado a Israel, en un contexto que refleja una lucha desigual.
Qassem expresó su satisfacción por el desempeño de Hezbolá en esta guerra, subrayando que sus acciones han frustrado las aspiraciones de victoria de Israel. El líder islamista argumenta que el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, se ha visto forzado a promover el acuerdo de alto el fuego, lo que evidencia la necesidad de proteger a su ejército en medio de las hostilidades.
Al abordar la narrativa de la derrota israelí, Qassem enfatizó que "una de las imágenes de la derrota del enemigo es la de nuestro pueblo regresando a casa, mientras que los colonos israelíes permanecen ausentes". Según él, esta es una prueba de que Hezbolá ha impedido la destrucción de su organización y ha mantenido viva la llama de la resistencia. "Vencimos porque obligamos al enemigo a justificar este acuerdo", agregó con firmeza.
El discurso de Qassem también incluyó observaciones sobre las celebraciones de la resistencia islamista en Beirut, contrastando con los israelíes que, según él, mostraron "banderas blancas" en Tel Aviv. También subrayó las crecientes tensiones internas en Israel, especialmente entre la oposición y ciertos miembros del Gobierno, incluyendo al ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir.
En su alocución, el líder de Hezbolá destacó lo que considera la "legendaria resistencia" de su grupo, que ha impresionado al mundo y ha sembrado el miedo en la sociedad israelí y su élite política. "No buscamos la guerra, pero hemos demostrado que podemos detenerla con nuestra determinación y fuerza", afirmó Qassem, enfatizando su postura defensiva.
Refiriéndose a las estrategias implementadas por el fallecido Hasán Nasralá, Qassem subrayó que estas se han mostrado efectivas frente a los desafíos que ha planteado Israel. En este sentido, hizo hincapié en la situación crítica por la que atraviesan más de 70.000 personas en el norte de Israel, forzadas a huir de sus hogares, así como las numerosas pérdidas humanas y materiales que ha sufrido el Ejército israelí.
Respecto al reciente acuerdo de alto el fuego, Qassem consideró que significaba un paso positivo hacia la implementación de la resolución 1701 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, que otorga al Ejército libanés la capacidad de aumentar su presencia en el sur del país. "Este acuerdo se gestó bajo el marco de la soberanía libanesa, y lo aceptamos con orgullo, respetando nuestro derecho a defendernos", concluyó.
Finalmente, Qassem no perdió la oportunidad de recordar a los líderes de Hezbolá y otros grupos islamistas, reconociendo el respaldo de Irán y los hutíes de Yemen en su lucha por la causa palestina. Enfatizó que el apoyo a los palestinos sigue siendo inquebrantable y que el objetivo último de su lucha sigue siendo "la liberación de Jerusalén".
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