Informe revela que Stellantis, VW, BMW, Mercedes-Benz y Ferrari son los más expuestos a tarifas comerciales.
Los fabricantes de vehículos de lujo están, en cierta medida, protegidos ante la volatilidad de las políticas arancelarias internacionales gracias a la naturaleza de su oferta.
En un reciente estudio realizado por Scope Ratings, se ha destacado que las marcas de coches de alta gama, entre las que se encuentran Stellantis, Volkswagen Group, BMW, Mercedes-Benz y Ferrari, son las que más podrían sentir los efectos de la política comercial impuesta por el gobierno de Estados Unidos, liderado por Donald Trump.
Este análisis revela que las automotrices europeas son las más expuestas al arancel del 25% sobre las importaciones de automóviles en EE.UU., impulsadas por sus significativas inversiones en capacidades de producción en países como Canadá y México, con el objetivo de abastecer el segundo mercado automovilístico más grande del mundo, justo detrás de China.
El informe, elaborado por Sebastian Zank, responsable de calificaciones corporativas en Scope Ratings, subraya que el mercado estadounidense es crucial para las automotrices europeas. Stellantis, en particular, que cuenta con marcas emblemáticas como Chrysler, Jeep y RAM en su portafolio, se enfrenta a un escenario complicado dado que más del 40% de sus ventas del próximo año provendrán de Estados Unidos, así como su dependencia de la producción en México y Canadá.
En detalle, gran parte de la producción de RAM proviene de México, representando un tercio de sus ventas en EE.UU., mientras que Chrysler y Jeep dependen de Canadá para un 10% y un 45%, respectivamente.
Aparte de esto, la planta canadiense de Stellantis ha detenido temporalmente la producción de Jeep debido a ajustes en la fábrica y una estrategia de manejo de inventarios, un proceso que no ha cesado incluso con la implementación de los nuevos aranceles.
Por su parte, Volkswagen, que obtiene un 21% de sus ingresos del mercado estadounidense, también sufre las consecuencias, aunque su exposición es menor comparada con la de Stellantis. La compañía alemana debe igualmente sus líneas de producción en México y Canadá para satisfacer la demanda de Estados Unidos, además de que Porsche hace envíos a EE.UU. desde sus fábricas en Europa.
El impacto económico se ha hecho evidente, ya que Volkswagen reportó una caída del 40% en su beneficio operativo en el primer trimestre, debido a la paralización de envíos de ciertos modelos producidos en su red de manufactura en Norteamérica.
Aun así, los gigantes alemanes BMW y Mercedes-Benz podrían estar en una posición más sólida para enfrentar esta crisis. Según el análisis, se encuentran en una mejor situación para trasladar costos adicionales a los consumidores a través de un incremento en los precios de sus productos, especialmente aquellos que tienen menos competencia en el mercado.
A pesar de su exposición significativa al mercado estadounidense—que representa entre un 20% y un 25% de sus ingresos, respectivamente—tienen una buena parte de sus vehículos fabricados en el mismo Estados Unidos, alcanzando casi el 50% en el caso de BMW.
Finalmente, Ferrari ha tomado cartas en el asunto, anunciando que incrementará los precios de sus coches elaborados en Italia, pues estos vehículos de lujo probablemente enfrentarán una demanda poco elástica frente a los nuevos aranceles.
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