La Audiencia Nacional ha decidido mantener en libertad a Miren Itxaso Zaldúa, conocida como 'Sahatsa', exmiembro de ETA, a pesar de la reciente condena que le impuso a 110 años de prisión por su papel en la planificación y ejecución de tres atentados terroristas a través del comando 'Basajaun'. Esta decisión se basa en la falta de indicios que sugieran que la condenada podría evadirse de la acción de la justicia, dado que la organización terrorista a la que perteneció se encuentra actualmente desarticulada.
En su resolución, los magistrados de la Sala de lo Penal rebatieron la solicitud de prisión provisional formulada por la Fiscalía y la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT), argumentando que el solo hecho de haber sido condenada no genera automáticamente un riesgo de fuga. Zaldúa no se ha ocultado de la justicia en el tiempo que ha estado en libertad, presentándose ante el tribunal cada vez que fue requerida.
La Sala sostuvo que Zaldúa tiene arraigo en su comunidad, trabajando en Azkoitia y residiendo con su hijo menor en Hernani, y que no se han mostrado evidencias de que tenga medios para eludir la justicia. Reconocieron que la desarticulación de ETA elimina la posibilidad de que posea respaldo logístico para una fuga.
A pesar de su libertad, los magistrados instaron a Zaldúa a proporcionar un domicilio en España para futuras notificaciones y a solicitar permiso judicial en caso de querer salir del país. Así, se establecen condiciones para su supervisión mientras se gestiona su condena.
La sentencia de la Sala de lo Penal incluyó la condena de Zaldúa, mientras que absolvió a su coacusado, Mikel Carrera Sarobe, alias 'Ata', al no encontrarse suficientes pruebas de su participación en los delitos juzgados. Durante el juicio celebrado en septiembre, ambos acusados defendieron su inocencia, aunque la Fiscalía había solicitado penas de hasta 167 años de prisión para cada uno, al acusar a Zaldúa de liderar el comando y a 'Ata' de ser su segundo al mando.
El fallo dictado por los magistrados estableció que Zaldúa debía cumplir 60 años por delitos de estragos terroristas, 45 años más por lesiones, junto a pena por robo de vehículo y falsedad documental, aunque fue absuelta de un atentado contra la Universidad de Navarra.
La implicación de Zaldúa se remonta a su papel como coordinadora del 'comando Basajaun' de ETA en 2002, cuya acción buscaba conseguir la independencia del País Vasco a través de actos violentos. Los magistrados describieron cómo Zaldúa organizó los ataques, seleccionando objetivos y facilitando recursos a los integrantes del comando, quienes ejecutaron las acciones según sus directrices.
Uno de esos atentados tuvo lugar en El Corte Inglés de Zaragoza el 21 de junio de 2002, causando un cráter considerable y dejando a tres personas heridas. La Sala detalló que el artefacto explosivo, construido bajo las instrucciones de Zaldúa, contenía entre 70 y 80 kilogramos de explosivo y estaba acondicionado para detonar mediante un sistema eléctrico temporizado.
Los otros dos ataques, dirigidos a empresas en Navarra, fueron igualmente orquestados bajo las órdenes de 'Sahatsa', quien actuó como la mente detrás de esos actos violentos. La carta incautada durante la detención de miembros de ETA fue crucial para reafirmar la participación de Zaldúa en estos atentados, brindando evidencia de su implicación directa y consciente en las acciones terroristas.
Los documentos recolectados, junto con testimonios de la Policía y la Guardia Civil, sustentaron la condena. Resaltando la colaboración entre España y Francia, la Sala enfatizó la importancia de la ‘carta BS’, un valioso hallazgo que evidencia la conexión de Zaldúa con los crímenes por los cuales fue juzgada.
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