"La astronauta Sara García comparte su fascinante vivencia en microgravedad: 'Es un viaje divertido y desafiante, como ser un bebé otra vez'."

En una emocionante semana que ha marcado un hito en la exploración espacial en España, Sara García, la primera mujer española en formar parte de la reserva de astronautas de la Agencia Espacial Española (ESA), ha llevado a cabo tres vuelos parabólicos que simulan las condiciones de microgravedad. Esta experiencia única tuvo lugar en Burdeos, Francia, donde García se sumergió en uno de los entrenamientos más fascinantes y desafiantes de su carrera.
La bióloga compartió su experiencia a través de sus redes sociales, describiendo el proceso como una travesía que recuerda a las sensaciones de la infancia: “Es como volver a ser bebé, reaprendiendo cada movimiento. Divertido y agotador al mismo tiempo”, comentó, revelando la complejidad y emoción de esta etapa de su formación.
Los vuelos parabólicos, una técnica innovadora en el entrenamiento de astronautas, permiten reproducir artificialmente la ingravidez en la Tierra. Según García, la experiencia se asemeja a estar en una montaña rusa, con un avión que asciende y desciende en ángulos pronunciados; en su punto álgido, los participantes disfrutan de unos 20 segundos en ausencia de gravedad. “Es fundamental para realizar experimentos, evaluar equipamiento y prepararse para misiones reales”, explicó la astronauta.
La preparación que requiere esta forma de entrenamiento es intensa, ya que los astronautas enfrentan fuerzas que pueden alcanzar hasta 2g antes y después de los periodos de ingravidez. La ESA desempeña un papel crucial en estos vuelos, que no solo benefician a la formación de astronautas, sino que también impulsan el avance de la industria espacial española.
Después de su primer vuelo parabólico, Sara describió las dificultades iniciales de adaptarse a la ingravidez: “Todo parece un reto. Evitar chocar con otros o no salir disparado es un verdadero desafío. Pero con el tiempo, la mente y el cuerpo se ajustan y flotar se siente natural”, relató emocionada.
Los vuelos parabólicos no solo son esenciales para la formación de astronautas, sino que también permiten importantes avances en la ciencia y la tecnología. En particular, García destacó un proyecto dirigido por un equipo de científicas españolas que busca entender y contrarrestar los efectos de la microgravedad en el organismo humano, un paso clave para la futura exploración del espacio, incluyendo la Luna y Marte.
Este ambicioso proyecto cuenta con la colaboración de instituciones como la Universidad Carlos III de Madrid, el INTA y la Agencia Espacial Española, así como socios internacionales, incluyendo universidades de California y Florida, y es financiado por la ESA, la NASA, la Universidad de Texas y la Lockheed Martin Corporation.
Al concluir su tercer vuelo, la astronauta reflexionó sobre las nuevas dificultades que enfrenta en condiciones de microgravedad: “Tareas sencillas como mantener el equilibrio, abrir una bolsa o pasar un objeto a un compañero se vuelven complejas”, dijo, subrayando la importancia de estos entrenamientos.
García también mencionó la necesidad de entrenarse con los guantes del traje espacial, que cuentan con hasta siete capas, y de practicar cómo moverse y realizar tareas en condiciones que replican el interior de la Estación Espacial Internacional. “Este proceso requiere una gran preparación mental y física, además de una coordinación constante con el equipo”, añadió la astronauta.
Con una sensación de satisfacción tras cuatro días de intenso aprendizaje, Sara García agradeció a su equipo por la experiencia: “Han sido días enriquecedores y llenos de intensidad. Ahora, el próximo paso será el entrenamiento de supervivencia en aguas abiertas”, concluyó con entusiasmo.
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