24h España.

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La OCDE ajusta a la baja su pronóstico de crecimiento para España, situándolo en un 2,4% para 2023 y en un 1,9% para 2026.

La OCDE ajusta a la baja su pronóstico de crecimiento para España, situándolo en un 2,4% para 2023 y en un 1,9% para 2026.

Este año, España se posiciona como uno de los países con mayor crecimiento en la eurozona, alcanzando un impresionante 2,4%. Este dato contrasta notablemente con la expansión más modesta del 1% que se prevé para toda la región, y es casi cuatro veces superior al crecimiento proyectado para Francia (0,6%) y seis veces mayor que el de Alemania (0,4%).

Sin embargo, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) ha ajustado a la baja sus proyecciones de crecimiento para España en los próximos años, situándolas en un 2,4% para 2025 y un 1,9% para 2026.

De acuerdo con la OCDE, se espera que el crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) español se desacelere gradualmente en el presente y el siguiente año, principalmente debido al descenso en las exportaciones provocado por la caída de la demanda internacional y los aranceles impuestos por Estados Unidos. No obstante, se prevé que la economía de España mantenga un ritmo de crecimiento "sólido", notablemente superior al de otras economías avanzadas.

El informe señala que el impulso de este crecimiento será fundamentalmente interno, facilitado por un mercado laboral robusto, el aumento de los ingresos reales y un considerable nivel de ahorro familiar.

Además, la OCDE muestra su confianza en que los fondos europeos, a través del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, y la disminución de las tasas de interés estimularán la inversión. Sin embargo, advierte que los retrasos en la implementación de estos fondos y las condiciones financieras más restrictivas podrían restringir la recuperación económica.

Pese a esto, se anticipa que las exportaciones también sufrirán una desaceleración, en parte por la demanda débil de los principales socios comerciales y por los aranceles del 10% impuestos por Estados Unidos a productos provenientes de la UE, además de un 25% para ciertos sectores como la automoción y el acero.

La OCDE también resalta que la exposición directa de España a estos aranceles es limitada, ya que las exportaciones a Estados Unidos representaron solo alrededor del 1% del PIB en 2024, aunque ciertas categorías, como la maquinaria y los productos agroalimentarios, podrían verse afectadas.

En el ámbito de los precios, se estima que la inflación general alcanzará un 1,9% en 2026, impulsada por la reducción de los precios de alimentos y energía, y la moderación de las presiones salariales, mientras que la tasa de desempleo seguirá su tendencia a la baja, situándose en un 10,1% el año que viene.

En términos fiscales, la OCDE prevé que el déficit presupuestario se reduzca al 2,8% en 2025 y al 2,3% en 2026, desde el 3,2% registrado en 2024, gracias a una leve consolidación fiscal impulsada por el crecimiento del empleo y las medidas fiscales ya anunciadas.

Es importante mencionar que las ayudas temporales introducidas durante la crisis inflacionaria se están eliminando gradualmente, incluyendo la finalización de los subsidios al transporte público planeada para junio de 2025.

Por otro lado, se anticipa un incremento gradual de los gastos en defensa durante 2025 y 2026 y se proponen iniciativas para respaldar a los sectores afectados por tensiones comerciales, totalizando 14.000 millones de euros, lo que representa aproximadamente el 0,9% del PIB español.

La OCDE también alerta sobre los altos riesgos que todavía persisten, especialmente por el aumento de las tensiones geopolíticas y comerciales, que podrían sofocar la demanda externa, incrementar la incertidumbre y demorar las inversiones vinculadas al plan de recuperación.

A pesar de estas previsiones más conservadoras, España se mantendrá en una posición de crecimiento superior en comparación con otras grandes economías del mundo, asegurando que su PIB crecerá alrededor de un 1% en 2025 y un 1,2% en 2026 para la eurozona, mientras que en economías como Francia y Alemania las cifras siguen siendo modestas.

Las revisiones de la OCDE también reflejan un notable recorte en las expectativas de crecimiento para Estados Unidos y China, que se espera que crezcan por debajo de lo anticipado. A nivel global, la revisión a la baja del crecimiento esperado pasa del 3,1% al 2,9% para 2025 y 2026, debido al aumento de las barreras comerciales y la incertidumbre política que están impactando negativamente en la confianza tanto empresarial como de consumo.

Álvaro Pereira, economista jefe de la OCDE, enfatiza que estos deterioros en las expectativas económicas tendrán repercusiones en todo el mundo, sugiriendo que el bajo crecimiento y el decrecimiento del comercio afectarán de manera notable tanto los ingresos como la creación de empleo.

Los riesgos han aumentado significativamente, en particular debido al proteccionismo y a la inseguridad en torno a las políticas comerciales, lo que podría acentuar las perspectivas sombrías de crecimiento y contribuir a un aumento de la inflación.

Junto a esto, los riesgos fiscales también se encuentran en aumento. Pereira señala las preocupaciones que surgen debido a los altos niveles de deuda pública y la creciente presión en áreas críticas como defensa y sostenibilidad, ya que las economías se enfrentan a un futuro incierto con altos costos de servicio de deuda.

En este contexto, aquellas naciones en desarrollo están en una posición especialmente vulnerable, pues enfrentan exigencias urgentes de refinanciación de deudas en un futuro próximo, mientras que las elevadas valoraciones de mercado exacerban sus riesgos frente a posibles perturbaciones en los mercados financieros.