
BRUSELAS, 5 de abril. En un acto de proactividad geopolítica, la OTAN ha comenzado a buscar nuevas vías para colaborar con los países de su vecindario sur, elevando así su enfoque en la lucha contra el terrorismo y mejorando la cooperación militar entre las fuerzas armadas de la región. Esta iniciativa tiene como objetivo contrarrestar la creciente influencia rusa en el Sahel, según ha indicado Javier Colomina, representante especial de la OTAN para la Vecindad Sur.
En una conversación reciente con Europa Press en Bruselas, Colomina detalló que “estamos centrando nuestros esfuerzos en el ámbito del contraterrorismo, las operaciones especiales y la interoperabilidad entre nuestras fuerzas”. Estas acciones son parte de un esfuerzo más amplio por fortalecer la seguridad en una zona donde la inestabilidad ha ido en aumento.
Nombrado en julio por el ex secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, Colomina ha estado trabajando para forjar lazos más sólidos con una amplia gama de países, entre los que se encuentran Marruecos, Argelia, Mauritania, Egipto, Túnez, Israel, Jordania, así como naciones del Golfo e Irak, donde la OTAN realiza misiones de asesoramiento no combativo.
En sus primeros meses en el cargo, el diplomático español ha definido su trabajo como “intenso” y “productivo”, dedicado a identificar cómo profundizar las relaciones con estos socios. “No todos los países tienen las mismas prioridades. Algunos están enfocados en mejorar la interoperabilidad, buscando más entrenamiento y capacidad de mando, mientras que otros demandan un mayor asesoramiento debido a su cercanía con amenazas terroristas”, explica.
Después de esta fase de recopilación de información y de evaluación de las necesidades específicas de cada socio, Colomina ahora se enfrenta al reto de “priorizar ciertos países y áreas de trabajo frente a otros”, para optimizar la cooperación.
Contextualizando estas dinámicas, la amenaza del terrorismo se ve amplificada por la influencia de Rusia en la frágil región del Sahel, que Colomina describe como “una de las más vulnerables del planeta”. “Todos los desafíos y amenazas que enfrentamos en el vecindario sur se concentran en esta área”, advierte.
Según el representante de la OTAN, “todo lo negativo que ocurre en el mundo se puede relacionar con el Sahel”. Menciona problemas desde el tráfico ilícito más extremo, hasta flujos migratorios irregulares, terrorismo de diversas índoles y la presencia geoestratégica de potencias como Rusia y China. En este contexto, la OTAN está comprometida en mitigar los riesgos que estas situaciones implican para los países vecinos, a través de un fortalecimiento de sus relaciones políticas y militares.
La presencia rusa en el Sahel es vista por la alianza atlántica como “particularmente preocupante”, ya que esta busca aprovechar la fragilidad de la región para establecerse y generar mayor inestabilidad. En cuanto a la influencia de China, la OTAN la percibe principalmente en el ámbito socioeconómico, mientras que la presencia de Irán, aunque en menor escala, también es considerada desestabilizadora, concluye Colomina.
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