MADRID, 29 de noviembre.

Este viernes, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, realizó una emotiva visita a la emblemática catedral de Notre Dame, justo a días de su reapertura al público, marcada por el recuerdo del devastador incendio que la asoló hace cinco años y que generó una profunda conmoción en toda la nación.

Durante su recorrido, que fue transmitido en directo y se extendió por dos horas, Macron se dedicó a elogiar las minuciosas labores de restauración que han devuelto su esplendor al inmenso monumento. El presidente no dudó en reconocer la extraordinaria capacidad de los artisans, quienes, en sus palabras, han sabido "transformar el carbón en arte", simbolizando así la resiliencia y dedicación en un proyecto que ha sido fundamental para la identidad cultural francesa.

Desde el corazón de esta joya arquitectónica, Macron reflexionó sobre el incendio, al que describió como una "herida nacional" que requería un esfuerzo colectivo para sanar. Su agradecimiento se extendió a los cientos de participantes que, con su arduo trabajo, hicieron posible la reconstrucción y restauración de este símbolo nacional.

La visita del mandatario representa la primera oportunidad para que el público admire el resultado de los esfuerzos de restauración, que se produce a tan solo nueve días de la esperada reapertura oficial, programada para el próximo 8 de diciembre.

Tras el devastador siniestro de 2019, Macron había hecho una promesa ambiciosa: no solo reconstruir la catedral en un plazo de cinco años, sino también asegurarse de que "fuera aún más hermosa" que antes. Desde el Palacio del Elíseo, los funcionarios aseguran que dicho objetivo ha sido alcanzado, marcando un nuevo capítulo en la historia de esta venerada catedral.

Unas 250 empresas y numerosos expertos se han unido en este monumental esfuerzo de restauración, que ha requerido una inversión cercana a los 700 millones de euros y que ya ha sido calificada como "la obra del siglo", un reconocimiento a la magnitud y complejidad de la tarea que se llevó a cabo para devolverle a Notre Dame su antigua gloria.