
Madrid, 25 de agosto.
Después de un mes de devastadores incendios que han azotado a Portugal, parece que la situación comienza a estabilizarse. Las autoridades ya han logrado controlar los principales fuegos que afectaron al país recientemente, incluyendo el que se considera la peor catástrofe ambiental en la historia portuguesa.
Según el Instituto para la Conservación de la Naturaleza y de los Bosques (ICNF), el incendio que se desató el 13 de agosto en Arganil, en el distrito de Coimbra, ha arrasado aproximadamente 64.000 hectáreas, marcando un récord histórico en la extensión de terreno afectada.
Este incendio ha superado por mucho los 53.000 hectáreas del fuego registrado en Vilarinho en 2017 y ha contribuido a las 250.000 hectáreas que han sido consumidas por las llamas en Portugal solo en lo que va del año, según informes de la agencia Lusa.
A pesar de los avances en el control de los incendios, más de 40 municipios todavía están bajo un riesgo máximo, y las autoridades evitan declarar la emergencia como totalmente superada. Un área crítica sigue siendo Sabrosa, en el distrito de Vila Real, donde los equipos de extinción han podido contener un tercer incendio este verano, reporta la cadena RTP.
Ante esta trágica situación, el Gobierno portugués anunció la semana pasada un conjunto de medidas para la recuperación de las zonas afectadas, así como de las infraestructuras y propiedades destruidas, en un contexto donde también se han registrado cuatro muertes asociadas a esta crisis.
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