El Gobierno español ha sido respaldado por la vicepresidenta primera, María Jesús Montero, en su decisión de traer a España al candidato opositor, Edmundo González, frente a las acusaciones del dirigente del PP, Esteban González Pons, quien ha calificado la actuación del Ejecutivo como complicidad en el "chantaje" del chavismo contra González Urrutia.

Montero ha afirmado que el Gobierno ha mostrado su apoyo al líder opositor, quien fue instado por el Congreso de los Diputados a ser reconocido como presidente de Venezuela, y destaca que su presencia en España se debe a la iniciativa del Ministerio de Exteriores.

En respuesta a las acusaciones de Pons, Montero ha calificado las declaraciones como calumnias y ha defendido la labor del Gobierno, señalando que González Urrutia mismo ha reconocido la intervención española. Además, el PSOE ha pedido la dimisión inmediata de González Pons por sus comentarios.

La vicepresidenta también ha criticado al Partido Popular por buscar el escándalo y alejarse de los acuerdos internacionales, lo que considera perjudicial para González Urrutia.

Montero ha expresado sorpresa por las declaraciones de Pons, señalando que demuestran una falta de ética en las relaciones políticas, y ha insistido en que a pesar de las diferencias, es necesario llegar a acuerdos.

En otra declaración, el eurodiputado del PP acusó al Gobierno de ser cómplice en un supuesto intento de convertir a Nicolás Maduro en un dictador indefinido, al haber participado en el chantaje al candidato opositor para que abandonara Venezuela.

Estas acusaciones surgieron después de que González denunciara haber sido coaccionado por las autoridades chavistas en la Embajada española en Caracas, lo que habría llevado a su salida hacia España a cambio de reconocer la victoria de Maduro en las elecciones.