En un notable desplazamiento a la región de Kursk, el presidente ruso, Vladimir Putin, ha marcado su regreso a esta área por primera vez desde que el ejército ruso, en colaboración con fuerzas de Corea del Norte, logró frenar la ofensiva ucraniana en abril de este año. Este evento llegó tras la declaración de Moscú sobre el control total de la región tras la contienda iniciada en agosto de 2024.

De acuerdo a un comunicado oficial del Kremlin, Putin se reunió con el gobernador regional en funciones, Alexander Jinshtein, y sostuvo diálogo con “representantes de organizaciones de voluntarios”. Posteriormente, el presidente visitó una central nuclear en Kursk, donde se están llevando a cabo trabajos para establecer un quinto reactor, lo cual refleja la importancia estratégica de la zona.

Durante su conversación con los “voluntarios”, Putin enfatizó la naturaleza del conflicto al afirmar que “es evidente contra quién estamos luchando”. Criticó la supuesta destrucción de monumentos relacionados con la Segunda Guerra Mundial por parte de Ucrania, sugiriendo que estos actos revelan una ideología neonazi en sus adversarios. “¿Cómo podemos describirlos si no es así?”, cuestionó el mandatario, en una clara alusión a la narrativa que ha alimentado su discurso durante el conflicto.

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