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Siria busca reintegrarse en Oriente Próximo mientras se producen cambios significativos en la región.

Siria busca reintegrarse en Oriente Próximo mientras se producen cambios significativos en la región.

El presidente sirio, Bashar al Assad, ha vuelto al escenario internacional gracias a la "diplomacia de los terremotos" y el acuerdo entre Teherán y Riad para normalizar sus relaciones. El realineamiento de fuerzas en Oriente Próximo, representado por estos dos eventos, ha permitido a Siria volver a abrir sus puertas, tras más de una década de aislamiento, en respuesta al estallido de la guerra en 2011.

Esta firma entre Arabia Saudí e Irán supone un cambio en la zona que ha revelado el creciente peso en la diplomacia internacional por parte de China, que parece dejar atrás una etapa en la que optaba por mantener una postura de no alineamiento ante los principales conflictos de la región.

El acuerdo, que tuvo lugar en marzo, supone un varapalo para los intereses estadounidenses en Oriente Próximo, donde cuenta con Arabia Saudí como uno de sus principales aliados. En este contexto, el acercamiento entre Arabia Saudí e Irán supone un drástico giro en la región, reflejo también del viraje hacia la multipolaridad a nivel internacional.

Arabia Saudí ha sido uno de los principales impulsores de la reintegración regional de Siria, que en los últimos meses ha retomado contactos con otros países, como Emiratos Árabes Unidos (EAU), Omán y Túnez. La participación de Damasco en la cumbre que celebrará el 19 de mayo la Liga Árabe en Yedá pretende mostrar un "compromiso con la neutralidad en una lucha global por el dominio entre dos bloques de poder que consideran como equivalentes desde el punto de vista moral".

Siria fue expulsado de la Liga Árabe tras el estallido de la guerra en 2011 a causa de la violenta represión de las manifestaciones prodemocráticas, que derivó en un conflicto en el que numerosos países prestaron ayuda a una miríada de grupos rebeldes que combatían a las fuerzas de Bashar al Assad. Arabia Saudí, EAU y Qatar apoyaron a los rebeldes mientras que Irán respaldó a Al Assad. La intervención militar de Rusia en 2015 permitió a las tropas gubernamentales recuperar gran parte del territorio perdido.

El impulso para la vuelta de Siria a la Liga Árabe cuenta con el respaldo de Arabia Saudí y un apoyo con matices de Egipto. Sin embargo, Yemen, Marruecos, Kuwait y Qatar rechazan la vuelta de Damasco al organismo, al tiempo que Egipto está mostrando reticencias. Todos estos países piden a Al Assad un proceso político con la oposición de cara a una rehabilitación internacional.

El presidente sirio ha intentado acercarse a otras capitales para obtener apoyos y, especialmente, financiación para reflotar la economía siria y empezar la reconstrucción. En este contexto, ha utilizado los terremotos registrados en febrero en el sur de Turquía como excusa para reclamar fondos y ayuda internacional.

La Coalición Opositora Siria (SOC) ha reclamado a Arabia Saudí que "reconsidere su postura respecto al régimen criminal" de Al Assad y ha manifestado que la participación del ministro de Exteriores sirio, Faisal Mikdad, en la cumbre en Yedá "enviaría un mensaje profundamente preocupante". Human Rights Watch ha pedido "no precipitarse" a la hora de normalizar las relaciones con Siria y ha aseverado la necesidad de que Damasco adopte medidas concretas para el regreso de refugiados y desplazados, libere a los detenidos, revele el paradero de desaparecidos y reforme el aparato de seguridad.