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Sudán del Sur al borde de un conflicto interno tras acusaciones contra líder opositor.

Sudán del Sur al borde de un conflicto interno tras acusaciones contra líder opositor.

El Movimiento de Liberación del Pueblo de Sudán-En Oposición (SPLM-IO), liderado por Riek Machar, ha convocado a una movilización en busca de un "cambio de régimen", en medio de crecientes tensiones y retrasos en la implementación del acuerdo de paz firmado en 2018. Esta decisión se ha visto impulsada por el reciente anuncio de que se presentarán cargos por crímenes contra la humanidad en contra del exvicepresidente y líder rebelde Machar, lo que ha llevado a su partido a declarar roto el actual Gobierno de unidad.

Sudán del Sur, un país que se declaró independiente en 2011 tras un referéndum, ha vivido en los últimos meses una escalada de conflictos, en particular en el noreste, donde se han intensificado los enfrentamientos y las disputas internas en el gobierno, que dirige Salva Kiir. Los desacuerdos han alimentado la tensión en un contexto ya de por sí volátil, donde la aplicación del acuerdo de paz ha sufrido constantes postergaciones.

Desde su firma, el acuerdo de paz ha enfrentado numerosas dificultades, con críticas dirigidas tanto a Kiir como a Machar por no adoptar medidas concretas para llevar a cabo sus disposiciones. La corrupción y la crisis humanitaria que continúa afectando a la población han complicado aún más la situación, dificultando la estabilidad que se buscaba tras años de conflicto.

Los retrasos en la creación de un Gobierno de unidad y en la implementación de reformas necesarias, como la unificación del Ejército y la redacción de una nueva Constitución, han contribuido a la desconfianza entre los dos líderes históricos. A pesar de la presión internacional, los avances en estos temas han sido mínimos, lo que ha llevado a Machar a insistir en el riesgo de un colapso total del acuerdo de paz, aunque su partido aún no ha decidido romper completamente con el Gobierno de unidad.

Las tensiones también tienen raíces étnicas, dado que Kiir y Machar representan a los grupos dinka y nuer, respectivamente. Esta fragmentación ha agudizado los conflictos intercomunitarios que amenazan con escalar en violencia. La reciente decisión de Kiir de extender el periodo de transición en 2024, sumado al aplazamiento de elecciones, ha generado nuevos descontentos entre una población sedienta de representación democrática tras más de una década de inacción electoral.

Los problemas de gobernabilidad se ven acentuados por la inestabilidad en la región, especialmente debido a la guerra en Sudán, que ha precipitado un incremento en el flujo de armamento y reclutamiento por parte de diferentes facciones. Todo esto se ha traducido en una crisis humanitaria que se ha convertido en un desafío monumental para el país, exacerbado por la llegada de miles de refugiados que aumentan la presión sobre los escasos recursos.

Este clima de tensión ha llevado a la reciente detención de Machar bajo sospechas de conspiración, provocando una ola de críticas desde su partido, que sostiene que el arresto podría llevar al desmoronamiento total del frágil pacto. A pesar de que las hostilidades militares han disminuido de momento, la acusación por crímenes graves contra él y otros líderes del SPLM-IO ha conducido al partido a instar a sus seguidores a actuar y luchar por un cambio radical.

La situación se complica aún más por las declaraciones de organizaciones como Human Rights Watch, que han pedido la liberación de Machar y han expresado su preocupación por cómo se está llevando a cabo este proceso judicial. Se ha denunciado que las autoridades han abusado de su poder al encarcelar a figuras opositoras sin el debido proceso, lo que solo contribuye a aumentar la desconfianza en el sistema de justicia y a perpetuar un ciclo de violaciones de derechos humanos.

En conclusión, el entorno en Sudán del Sur sigue siendo frágil y peligroso, con el SPLM-IO llamando a movilizaciones mientras el país se enfrenta al riesgo de un conflicto aún mayor. La comunidad internacional deberá ser vigilante y proactiva para garantizar la estabilidad y la protección de los derechos humanos en una nación que ha luchado durante demasiados años en busca de la paz.