Un estudio del CEU señala que la inmigración no resolverá el problema del "invierno demográfico" en España.

Según un reciente análisis realizado por el Centro de Estudios, Formación y Análisis Social (CEFAS) de la Fundación Universitaria San Pablo CEU, el 31% de los nacimientos en España durante el 2023 se registraron de madres extranjeras. Además, el estudio destaca que un 10% de los bebés que llegaron al mundo este año fueron parte de familias musulmanas.
El informe, titulado "La inmigración en cifras: fronteras bajo presión y propuestas de actuación", elaborado por el investigador Alejandro Macarrón, subraya cómo la inmigración está generando cambios significativos en la estructura demográfica del país. Macarrón advierte que esta transformación es comparable a eventos históricos como la urbanización del siglo XIX, y aboga por un discurso constructivo y basado en evidencia para abordar las implicaciones de estos cambios.
El documento revela que hacia finales de 2024, España albergará aproximadamente 9,19 millones de personas nacidas en el extranjero, además de más de dos millones de niños nacidos en el territorio nacional de padres inmigrantes. Esto supone que un 23% de la población en España tiene raíces fuera del país, evidenciando una diversificación demográfica que merece un análisis profundo.
A nivel laboral, los datos muestran que los inmigrantes ocupan el 23% de los empleos en el país, aunque en su mayoría se encuentran en trabajos de baja cualificación y enfrentan altas tasas de temporalidad. La tasa de desempleo entre este grupo es alarmante, alcanzando hasta el 30,5% en algunas comunidades, lo que plantea un desafío significativo que requiere atención urgente.
En términos fiscales, el estudio indica que en 2022, los trabajadores españoles contribuyeron un 2,5 veces más por persona en el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) y un 2,3 veces más en cotizaciones sociales. Macarrón considera que es un error pensar que la inmigración puede sostener el sistema de pensiones español, describiendo esta noción como un mito infundado.
El investigador sostiene que recaer en la dependencia de la inmigración proveniente de países en desarrollo para solucionar los problemas demográficos de una sociedad con baja fecundidad, como la española, es una estrategia insostenible. Los efectos del invierno demográfico requieren soluciones más robustas y realistas.
El informe también compara la situación española con la de otros países como Australia, Hungría, Italia y Suiza. Destaca que la frontera española, en vez de ser un control efectivo, se ha convertido en una "frontera ilusoria", que ya no filtra adecuadamente el flujo migratorio como se había pretendido.
En respuesta a estos desafíos, CEU-CEFAS ha propuesto una serie de siete medidas para una política migratoria más efectiva, incluyendo el refuerzo del control fronterizo, la externalización de procesos de asilo, cuotas laborales selectivas, y la promoción de la integración cultural. La propuesta también aboga por reformas en la comunicación pública y un impulso a la natalidad para contrarrestar la percepción negativa de la inmigración.
Finalmente, Macarrón afirma que España necesita urgentemente una política migratoria fundamentada en datos y no en ideologías. Según él, tanto el optimismo excesivo como la xenofobia son peligros que deben ser evitados en el debate público, enfatizando la necesidad de un modelo justo y sostenible que promueva la cohesión social y el bienestar común.
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