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Alemania, Reino Unido y Francia rechazan la expansión de asentamientos israelíes en Cisjordania.

Alemania, Reino Unido y Francia rechazan la expansión de asentamientos israelíes en Cisjordania.

En una reciente y contundente reacción, las autoridades de Alemania, Reino Unido y Francia han manifestado su rechazo a las intenciones del Gobierno de Israel de reactivar el controvertido plan de asentamientos E1 en Cisjordania. Este proyecto, que busca establecer nuevos asentamientos israelíes, se había mantenido en pausa desde 2021 tras un fuerte reproche internacional.

Un portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores británico declaró la firme oposición del Reino Unido a la decisión de Israel. Dijo que el anuncio de la oficina de planificación central de la Administración Civil israelí representa un paso atrás en el proceso de paz y un acto que podría agravar las tensiones en la región.

El canciller alemán, Friederich Merz, también ha tomado cartas en el asunto y, en un diálogo reciente con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, exhortó a evitar cualquier avance hacia la anexión de Cisjordania. Esta conversación subraya la preocupación creciente en Europa por la escalada de tensiones en el conflicto árabe-israelí.

Igualmente, el Gobierno francés se ha unido a la protesta, enfatizando su oposición a la reactivación del plan de asentamientos E1. En un comunicado, el Ministerio de Exteriores de Francia reafirmó su postura de que tales acciones son contrarias a la búsqueda de una solución pacífica y sostenible, abogando por la necesidad de una solución de dos Estados para asegurar la estabilidad a largo plazo en la región.

A nivel continental, las tres potencias económicas más fuertes de Europa han reiterado su rechazo rotundo al plan E1, abogando por un enfoque que priorice el diálogo y la coexistencia pacífica, en lugar de fomentar la división territorial. Las implicaciones de este plan son alarmantes, ya que se propone la construcción de miles de viviendas que conectarían el asentamiento de Maale Adumim con Jerusalén Este, provocando una fragmentación del territorio palestino.

De acuerdo con el portavoz británico, "la implementación de este plan implicaría más de 3.000 nuevas casas al este de Jerusalén, lo que fracturaría el futuro Estado palestino y violaría de manera evidente el Derecho Internacional". Esta declaración refleja la seriedad con la que se contemplan los efectos del plan en la diplomacia internacional.

Por su parte, la ONG israelí Peace Now ha expresado su preocupación, señalando que la reactivación de E1 podría resultar en un "desastre generacional", obstaculizando aún más la posibilidad de alcanzar un acuerdo de paz viable. Estas declaraciones apuntan a la peligrosidad de tales políticas en el futuro del conflicto.

Desde la guerra de 1967, cuando Israel ocupó militarmente Cisjordania, incluida Jerusalén Este, y la Franja de Gaza, el tema de los asentamientos ha sido un punto crítico de fricción. Actualmente, se estima que alrededor de 700.000 colonos judíos residen en Cisjordania, repartidos entre asentamientos que Israel considera legales y otros que son considerados ilegales, incluso por el propio gobierno israelí. Sin embargo, el Derecho Internacional establece claramente que todos estos asentamientos son ilegales, y su expansión ha sido calificada como un crimen de guerra.