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Angelo Scola, exarzobispo de Milán y aliado de Benedicto XVI, fue destacado en el Cónclave de 2013.

Angelo Scola, exarzobispo de Milán y aliado de Benedicto XVI, fue destacado en el Cónclave de 2013.

El cardenal Angelo Scola, prestigioso teólogo y exarzobispo de Milán, ha dejado una huella indeleble en la Iglesia católica. Su más reciente obra, titulada 'En espera de un nuevo comienzo. Reflexiones sobre la vejez', fue lanzada en 2023 y cuenta con un prólogo conmovedor escrito por el fallecido Papa Francisco.

Originario de una familia trabajadora en Malgrate, Italia, Scola nació en 1941 y ha dedicado su vida a la filosofía y la teología. Con un espíritu intelectual que resonó con figuras como Benedicto XVI, su carrera ha estado marcada por una profunda amistad con Ratzinger, que se prolongó durante más de cinco décadas. Scola fue elevado al rango de cardenal en 2003 por el Papa Juan Pablo II, consolidando su influencia en la jerarquía católica.

Tras completar su formación académica en Filosofía y Teología en la Universidad de Friburgo, donde abordó temas como Santo Tomás de Aquino, Scola se dedicó a la enseñanza y al desarrollo pastoral. A lo largo de su trayectoria, ha impartido clases en diversas instituciones y ha sido una voz influyente en el movimiento Comunión y Liberación.

La carrera episcopal de Scola comenzó en 1991 cuando se convirtió en obispo de Grosseto. Posteriormente, fue rector de la Pontificia Universidad Lateranense y desempeñó otras funciones clave, como patriarca de Venecia y arzobispo de Milán. Su liderazgo en la Conferencia Episcopal Triveneta y Lombarda selló su reputación como un destacado líder en la Iglesia Italia.

Scola participó activamente en varios cónclaves, incluyendo el de 2005 que eligió a Benedicto XVI y el de 2013 donde fue superado en votación por el hoy Papa Francisco. Desde entonces, su papel ha sido esencial en las discusiones sobre el matrimonio y la familia, contribuyendo a las asambleas del Sínodo de los Obispos bajo el liderazgo de Francisco.

Su impacto se extiende más allá del ámbito religioso; ha explorado temas culturales y sociales que desafían las normas contemporáneas, abogando por el diálogo interreligioso y la convivencia multicultural. Durante su tiempo en Venecia, fundó el Centro internacional Oasis, promoviendo el entendimiento entre cristianos y musulmanes en un contexto global diverso.

Entre sus numerosas contribuciones al pensamiento teológico, se destacan obras que examinan la relación entre amor, género y sociedad. Su trabajo, que incluye títulos significativos como 'La "cuestión decisiva" del amor: hombre-mujer', muestra su compromiso con un enfoque comprensivo de la moralidad en tiempos de cambio.

En 'En espera de un nuevo comienzo', Scola reflexiona sobre la vejez en términos positivos, con un mensaje que resuena profundamente en la sociedad actual. El Papa Francisco, en su prólogo, enfatiza la importancia de apreciar la sabiduría y el discernimiento que vienen con la experiencia de vivir, señalando que "la muerte no es el fin de todo", sino un viaje hacia un nuevo comienzo.

Así, la voz de Scola, aunque ya en sus 83 años, sigue siendo relevante en un tiempo donde el diálogo y la comprensión son más necesarios que nunca. Su legado permanece, no solo en la Iglesia, sino en la cultura contemporánea que busca respuestas a sus desafíos. Su vida y obra reflejan un continuo esfuerzo por conectar lo espiritual con los cambios sociales, un esfuerzo que seguramente lo mantendrá en el corazón y la mente de muchas generaciones futuras.