
En un lamentable episodio que intensifica la crisis humanitaria en la región, el reciente bombardeo llevado a cabo por el Ejército de Israel en la histórica ciudad siria de Palmira, ha dejado un saldo devastador de más de 90 víctimas fatales, según un informe actualizado del Observatorio Sirio de Derechos Humanos. Esta cifra, revelada el 22 de noviembre, contrasta notablemente con la estimación oficial del Gobierno sirio, que reportó solo 36 muertes y no ha ofrecido actualizaciones desde entonces.
El Observatorio, entidad con sede en Londres y conocida por su monitoreo de la situación en Siria a través de una red de informantes sobre el terreno, detalla que entre los fallecidos se encuentran al menos 61 combatientes de milicias leales a Irán, incluyendo a once que formaban parte del partido-milicia chií Hezbolá y cuatro de sus miembros libaneses. Este trágico suceso resalta la complejidad del conflicto en la región y las implicaciones geopolíticas que trae consigo.
Además, la organización ha indicado que entre los muertos hay 27 personas de diversas nacionalidades, en su mayoría vinculadas al grupo iraquí Al Nujaba, una milicia que ha desempeñado un papel clave en la expansión de la influencia iraní en el país. Sin embargo, el costo humano no se detiene en estas cifras, ya que el ataque dejó a otras 21 personas heridas, de las cuales siete son civiles, aumentando aún más la preocupación por la escalofriante realidad de los impactos collaterales en la población inocente.
El ataque aéreo israelí se concentró en tres ubicaciones estratégicas de Palmira, que se encuentra en la provincia de Homs y es reconocida como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Uno de los objetivos del bombardeo era un sitio en el que se llevaba a cabo una reunión entre líderes de Al Nujaba y Hezbolá, evidenciando el enfoque militar de Israel ante la creciente influencia de Irán en la región, aunque a un alto costo humano.
Por su parte, el Ministerio de Defensa de Siria fue el primero en comunicarse sobre el ataque, reportando inicialmente 36 fallecidos y 50 heridos. Posteriormente, el Ministerio de Exteriores sirio calificó el bombardeo como un "crimen horrendo" y expresó su condena a la falta de acción de la comunidad internacional frente a las agresiones repetidas por parte de Israel, subrayando la urgente necesidad de que la comunidad global asuma una postura más activa en la defensa de los derechos humanos y la protección de la población civil en escenarios de conflicto.
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