El oro, considerado tradicionalmente un refugio seguro ante la inestabilidad económica, ha registrado un hito este martes al superar por primera vez los 3.500 dólares por onza. Este aumento se produce en un entorno convulso, marcado por las intensas críticas del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, hacia la Reserva Federal (Fed) y su presidente, Jerome Powell.
De acuerdo a las cifras del mercado, el precio del oro alcanzó un récord impresionante de 3.509,90 dólares, lo que representa un incremento del 3% en comparación con el cierre del lunes anterior. Este fenómeno refleja una tendencia de revalorización que supera el 30% en lo que va del año, y un aumento del 17% desde que el 14 de marzo se superara la barrera de los 3.000 dólares.
Charlotte Peuron, gestora de fondos de metales preciosos en Crédit Mutuel Asset Management, señala que el oro ha estado en una trayectoria ascendente mucho antes de la llegada de Trump al poder. Según su perspectiva, los bancos centrales han sido compradores activos de oro durante quince años consecutivos, lo que ha contribuido a este fenómeno.
La experta también indica que las políticas arancelarias implementadas por la administración Trump, sumadas a los riesgos políticos y económicos que se avecinan —como la posibilidad de recesión e inflación— han acentuado esta tendencia al alza. Por ello, Peuron mantiene que el oro seguirá apreciándose debido a la incertidumbre que genera la situación actual del dólar y los activos estadounidenses en general.
En un informe reciente, el banco de inversión Goldman Sachs pronosticó que el valor del oro podría cerrar este año en 3.700 dólares y alcanzar los 4.000 dólares para la mitad de 2026. Esta revisión se debe, en parte, a un aumento anticipado en la compra de oro por parte de los bancos centrales, que podrían adquirir un promedio de 80 toneladas mensuales en 2025, superando las expectativas previas.
Además, Goldman Sachs evalúa un 45% de probabilidad de que Estados Unidos entre en recesión en el próximo año. En tal escenario, el oro podría registrar un incremento significativo, proyectándose hasta los 4.500 dólares para diciembre si las condiciones se deterioran. En contraste, un crecimiento positivo en la economía podría moderar su precio a unos 3.550 dólares.
La reciente presión sobre la Reserva Federal por parte de Trump ha contribuido a la subida de precios. En declaraciones recientes, el presidente de Estados Unidos afirmó que la dirección de los precios de energía y alimentos disminuye los riesgos inflacionarios, acentuando su frustración con la reluctancia de Powell para recortar los tipos de interés.
Trump sostuvo que, dado el descenso de costos en áreas clave, prácticamente no debería haber inflación, pero sí riesgo de desaceleración económica a menos que se actúe pronto. A través de sus redes sociales, el mandatario arremetió contra Powell, aludiendo a su historial de decisiones tardías, sugiriendo que su destitución debería ser inminente.
Las críticas de Trump hacia Powell se han intensificado, llegando incluso a solicitar su destitución pública. Un día después de este ataque, la Casa Blanca admitió que está considerando la posibilidad de destituir al presidente de la Fed, aunque aún sin detalles precisos sobre el proceso que seguirán.
El mandato de Jerome Powell como presidente de la Reserva Federal se extiende hasta mayo de 2026, mientras que su cargo como gobernador permanece hasta febrero de 2028, dejando un futuro incierto para su liderazgo en el banco central estadounidense.
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