En un evento de gran relevancia para los fieles y la comunidad internacional, el Papa Francisco tiene programada una visita a la hermosa isla mediterránea de Córcega, Francia, el próximo 15 de diciembre. Este viaje coincidirá con una conferencia organizada por la diócesis de Ajaccio, centrada en la 'Religiosidad popular en el Mediterráneo', donde se espera la participación de obispos de España, Italia y Francia. Además, el Papa se reunirá con Emmanuel Macron, el presidente de la República Francesa, según ha anunciado oficialmente la Santa Sede.

La visita del Santo Padre, que se desarrollará a lo largo de aproximadamente doce horas, comenzará con su llegada al aeropuerto de Ajaccio, la capital de Córcega, a las 09:00. El día concluirá con su regreso a Roma a las 19:00, marcando una jornada significativa para la isla y sus habitantes.

Apenas dos días antes de celebrar su 88 cumpleaños, Francisco sostendrá un encuentro con obispos, sacerdotes, diáconos, religiosos y seminaristas en la catedral de Santa María de la Asunción. A las 15:30, el Papa presidirá una misa en la emblemática Plaza de Austelitz, donde se encuentra una estatua dedicada a Napoleón Bonaparte, un momento que promete ser un punto de reflexión y espiritualidad.

Posteriormente, a las 17:30, se llevará a cabo el esperado encuentro entre el Papa y Emmanuel Macron en el aeropuerto de Ajaccio. Esta corta pero significativa ceremonia de despedida concluirá con el despegue del avión papal, programado para las 18:15, cerrando un día de interacciones importantes y mensajes sobre la fe y la unidad en el Mediterráneo.

Esta visita no solo marcará un hito en la historia del papado, al ser la primera vez que un Papa pise Córcega, sino que también será el tercer viaje de Francisco a Francia durante su pontificado, tras sus visitas a Estrasburgo en 2014 y a Marsella en 2023, donde abordó temas cruciales como la emigración en la región mediterránea.

Cabe destacar que esta visita se produce en un contexto particular, dado que se había confirmado recientemente que el Papa no asistiría a la reapertura de la catedral de Notre Dame en París, lo que añade un nivel adicional de significado a este viaje a Córcega, que representa un paso firme en su misión pastoral.