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Estados Unidos intensifica la atención sobre la influencia de Hezbolá en América Latina con nuevas recompensas.

Estados Unidos intensifica la atención sobre la influencia de Hezbolá en América Latina con nuevas recompensas.

El gobierno de Estados Unidos ha encendido las alarmas al ofrecer recompensas por información que ayude a desmantelar las redes de financiación del partido-milicia chií libanés Hezbolá en América Latina. Este anuncio desafía a la comunidad internacional a prestar atención a las supuestas actividades del grupo, que ha sido objeto de denuncias por involucrarse en blanqueo de dinero y tráfico ilícito en la región.

El programa Recompensas por la Justicia, bajo la dirección del Departamento de Estado de EE. UU., hizo el anuncio el pasado 19 de mayo, ofreciendo hasta diez millones de dólares a quien provea información que altere las operaciones financieras de Hezbolá, una organización que Washington ha catalogado como terrorista.

Hezbolá, que surgió en 1982 durante la ocupación israelí, ha visto disminuir su influencia en los últimos meses, en gran parte debido a los nuevos conflictos con Israel, que estallaron tras los ataques del 7 de octubre de 2023 llevados a cabo por el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás) y otros grupos palestinos. En este contexto, Hezbolá también se unió a los enfrentamientos al lanzar proyectiles contra Israel desde Líbano.

Este grupo, que había consolidado un papel importante en la política y la militancia en Líbano, enfrenta ahora serios reveses, incluyendo la pérdida de líderes clave, como la de su destacado líder histórico, Hasán Nasralá, y la debilitación de su apoyo al régimen de Bashar al Assad, que cayó en diciembre de 2024 tras años de guerra civil.

Estados Unidos ha señalado en reiteradas ocasiones los peligros que representa Hezbolá y su vínculo con Irán, especialmente en América Latina. Desde principios del siglo XXI, Teherán ha intensificado sus lazos en la región con países como Bolivia, Brasil, Cuba, Nicaragua y Venezuela, lo que ha llevado a una mayor preocupación por las acciones de Hezbolá en estos territorios.

A medida que la presión aumentaba, cuatro países de la región, incluidos Argentina y Paraguay, catalogaron oficialmente a Hezbolá como una organización terrorista. Argentina ha sido particularmente vocal, acusando al grupo de ser responsable de dos atentados en Buenos Aires durante la década de los noventa y continuando su investigación sobre las operaciones de Hezbolá en la región.

El Departamento de Estado de EE. UU. destacó que Hezbolá mantiene una presencia activa en el hemisferio occidental desde los años ochenta, involucrándose en actividades delictivas que van desde el blanqueo de dinero hasta el tráfico de narcóticos, carbón y petróleo, así como el contrabando de bienes de lujo. Estas actividades, según las autoridades estadounidenses, son esenciales para el financiamiento de sus operaciones globales.

Un portavoz del Departamento subrayó que la dependencia de Hezbolá sobre redes de financiación y apoyo internacional representa una amenaza significativa para la seguridad nacional de Estados Unidos y sus aliados. Además, reveló que se estima que el grupo genera alrededor de mil millones de dólares anuales a través de diversas actividades ilícitas.

Las investigaciones han señalado a Hezbolá como responsable también de ataques terroristas de gran envergadura. Entre estos se encuentran los atentados perpetrados en 1992 en la Embajada de Israel en Buenos Aires y en 1994 contra la Asociación Mutual Israelita Argentina, que resultaron en la muerte de más de un centenar de personas.

La Triple Frontera ha sido un punto de interés desde hace tiempo para EE. UU., identificándola como una arteria financiera crucial para las operaciones de Hezbolá. El área, caracterizada por su actividad comercial y la porosidad de sus fronteras, se convierte en un imán para las organizaciones criminales.

A medida que el análisis internacional continúa, el Centro Superior de Estudios de la Defensa Nacional de España ha destacado la importancia estratégica de la región, que ha atraído a miles de migrantes, incluidos muchos libaneses que llegaron huyendo de la guerra civil de su país en las décadas de los setenta y ochenta.

Los recientes acontecimientos han llevado a las autoridades a alertar sobre la posibilidad de que Hezbolá esté utilizando su red para fortalecer su presencia en América Latina. Investigaciones argentinas han identificado a Husein Ahmad Karaki como un operador clave en la región, acusándole de involucrarse en amenazas terroristas en Brasil y Bolivia.

La situación actual destaca la necesidad de un enfoque global más riguroso para abordar la actividad de Hezbolá en América Latina, dados los desafíos operativos a los que se enfrenta en su contexto más habitual en Líbano y Siria. El 'think tank' estadounidense RAND ha instado a incrementar la vigilancia sobre estas redes para mitigar los riesgos de seguridad que podrían surgir.