El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, ha expresado su condena por el ataque aéreo llevado a cabo por el Ejército de Israel en el campamento de refugiados de Barakasat, en la región de Rafá en Gaza. En este cruel bombardeo han perdido la vida al menos 45 personas, en su mayoría mujeres y niños, mientras que 250 palestinos resultaron heridos.

Ante esta situación, Guterres declaró: "Condeno las acciones de Israel que acabaron con la vida de decenas de civiles inocentes que solo buscaban protegerse de este conflicto mortal. En Gaza no hay ningún lugar seguro. Este horror debe terminar".

Las autoridades de Gaza, bajo control del Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás), denunciaron que Israel realizó ataques a diez campamentos en las últimas 24 horas. Aseguraron que Israel había designado estas zonas como seguras y había pedido a los ciudadanos y desplazados que se refugiaran en esos lugares, lo que refuerza sus acusaciones de un "genocidio con premeditación" contra la población palestina en la Franja.

Por su parte, el Ejército de Israel admitió haber realizado el bombardeo, argumentando que su objetivo era un complejo de alto rango de la organización terrorista Hamás en Rafá. Afirmaron haber utilizado armamento preciso basado en información de inteligencia, pero reconocieron que personas ajenas resultaron heridas debido al ataque y un incendio posterior en la zona, lo que los llevó a iniciar una revisión del incidente.

Ante la gravedad de la situación, el fiscal jefe de las Fuerzas de Defensa de Israel describió el suceso como "muy grave" y anunció que se está llevando a cabo una investigación al respecto.