
El 14 de enero, desde la castigada Yemen, los rebeldes hutíes han hecho una declaración provocadora en la que anuncian su participación activa en el conflicto que asola la región, afirmando haber ejecutado dos ataques armados en territorio israelí en un lapso de 24 horas. Entre estos, se destaca un asalto dirigido a una central eléctrica ubicada en Eilat, en el extremo sur de Israel, un objetivo estratégico.
Yahya Sari, portavoz militar del grupo, comunicó estos hechos a través de un mensaje en redes sociales, donde afirmó con firmeza que las operaciones fueron realizadas con éxito, alcanzando los objetivos planteados. Estas declaraciones no solo reflejan la determinación del grupo hutí, sino también su decisión de involucrarse en la compleja y trágica realidad que vive el Medio Oriente, al sostener que sus acciones son un manifiesto apoyo a la población palestina.
Los hutíes han intensificado sus ataques hacia Israel y han centrado su enfoque en los intereses económicos del país, en una clara señal de solidaridad en medio de un conflicto que ha dejado una huella devastadora en la región. Este contexto se ha visto agravado por la reciente operación militar israelí en la Franja de Gaza, que ha resultado en la pérdida de más de 46,600 vidas, un tragico recordatorio de la profundidad de la crisis humanitaria actual.
El desencadenante de estos enfrentamientos violentos fue una ofensiva sin precedentes emprendida por el grupo islamista palestino Hamás el 7 de octubre, que ocasionó aproximadamente 1,200 muertes en Israel y llevó a la toma de casi 240 rehenes. En medio de este desgarrador escenario, se estima que decenas de estos rehenes todavía permanecen en condiciones inciertas en la Franja de Gaza, sus familias y el mundo claman por conocer su estado y garantizar su seguridad.
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