La muerte de Ebrahim Raisi en un accidente de helicóptero en Azerbaiyán Oriental ha sacudido la política en Irán, ya que figuraba como uno de los principales candidatos para suceder a Jamenei.
MADRID, 20 May.
Tras imponerse en las elecciones de 2021 y convertirse en presidente, Raisi deja una interinidad que será liderada por su hasta ahora vicepresidente, Mohamad Mojber, durante un plazo máximo de 50 días, cuando se celebrarán nuevas elecciones para elegir a su sucesor en Irán.
Tras la muerte de Raisi, quien marcó el regreso de los ultraconservadores al poder en el país, se activan las cláusulas constitucionales que prevén la celebración de elecciones en menos de dos meses.
La Constitución iraní establece que, en caso de muerte del presidente, su vicepresidente primero asumirá sus funciones con la aprobación del líder supremo, en este caso, el ayatolá Alí Jamenei.
El líder supremo dio su visto bueno para la organización de las elecciones presidenciales en un plazo máximo de 50 días y ha decretado cinco días de luto nacional por la muerte de Raisi.
La muerte de Raisi deja un vacío en la sucesión presidencial y también impacta en la futura sucesión de Jamenei, quien cumplió 85 años el mes pasado y lleva en el cargo desde 1989. Raisi figuraba como uno de los principales candidatos a ocupar ese puesto.
Durante los últimos años se especulaba con la posibilidad de que Raisi o Mojtaba Jamenei, uno de los hijos del líder supremo, lo sucedieran. La muerte de Raisi allanaría el camino para que Mojtaba Jamenei ocupara el cargo.
El nombramiento del líder supremo de Irán depende de la Asamblea de Expertos, integrada por 88 clérigos, todos nombrados por el Consejo de Guardianes, afín a Jamenei, lo que le da un importante peso en el proceso de sucesión.
La muerte de Raisi no solo afecta a la sucesión presidencial, sino que también impacta en la futura sucesión de Jamenei, lo que marca un momento crucial en la historia política de Irán.
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