En un escalofriante desarrollo de la situación en Oriente Medio, el Ejército israelí ha intensificado sus acciones militares al llevar a cabo bombardeos dirigidos a instalaciones clave en Irán, incluyendo el reactor de agua pesada de Arak. Este ataque, que se produjo el pasado 19 de junio, marca un escenario cada vez más tenso en una región ya de por sí conflictiva, tras el inicio de una ofensiva militar israelí el 13 de junio.
Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) han emitido un comunicado en el que detallan que han golpeado "decenas de objetivos militares en Teherán y otras localidades iraníes", centrándose en el reactor de Arak, que describen como crucial en el desarrollo de plutonio. Este paso suscita serias preocupaciones sobre las intenciones nucleares de Irán, aunque el país ha sostenido que ha estado avanzando en la conversión de sus instalaciones para limitar su capacidad de producción nuclear.
A pesar de las afirmaciones de Israel sobre la amenaza que representa el régimen iraní, Teherán ha reiterado su compromiso con el acuerdo internacional alcanzado en 2015, que buscaba limitar su programa nuclear. Las FDI han argumentado que Irán no ha seguido adelante con ciertos cambios necesarios en el reactor, lo cual, según ellos, exacerba las preocupaciones sobre la posibilidad de que el país pueda desarrollar armas nucleares.
Antes del ataque, Israel hablara con anticipación, instando a los trabajadores y a otros presentes en las instalaciones iraníes a evacuar. Sin embargo, informes de la agencia oficial iraní, Tasnim, indican que el daño causado por los misiles fue limitado y que las instalaciones del reactor no presentan problemas de radiación significativa tras el incidente.
El agua pesada, un área de preocupación en el contexto nuclear, se usa comúnmente para enfriar reactores nucleares y, aunque puede ser utilizada en el proceso de producción de plutonio, Irán ha señalado que sus acciones están alineadas con los términos del acuerdo internacional y que han implementado recomendaciones para reducir el riesgo de aplicaciones militares de su programa nuclear.
En medio de estos desarrollos, el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) ha instado a Israel a cesar sus ataques, argumentando que estos pueden constituir violaciones del derecho internacional y amenazar la seguridad regional. Además, Israel llevó a cabo bombardeos adicionales en Natanz, donde afirman que se desarrollan componentes destinados a la fabricación de armas nucleares, algo que Irán ha negado repetidamente.
Las FDI también han llevado a cabo operaciones contra "instalaciones de producción militar", incluyendo fábricas dedicadas a componentes para misiles balísticos, lo que sugiere un patrón de ataques más amplios con el objetivo de debilitar la infraestructura de defensa iraní. Sin embargo, el silencio de las autoridades iraníes sobre las afirmaciones de Israel ha dejado a muchos cuestionando la veracidad de los reportes y el verdadero alcance de la crisis actual.
Desde que se iniciaron los ataques el 13 de junio, el saldo de víctimas ha ascendido a más de 224 personas en Irán, junto con miles de heridos. Por su parte, Israel ha informado de al menos 24 muertes en su territorio como resultado de los ataques de represalia desde Irán.
Todo esto ocurre en el contexto de negociaciones que se habían previsto entre Estados Unidos e Irán respecto al programa nuclear, discusiones que se suspendieron debido a la escalada del conflicto que ha alcanzado niveles alarmantes en poco tiempo.
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