
BRUSELAS, 10 de octubre. En los últimos días, la tensión entre Estados Unidos y España ha resurgido, especialmente en el contexto de la OTAN. A pesar de las declaraciones del presidente Donald Trump, que ha manifestado su descontento con el gasto militar de España, la organización no dispone de un mecanismo formal que permita expulsar a un miembro, lo que deja claro que las acusaciones son más bien retóricas.
Junto a su homólogo finlandés, Alexander Stubb, Trump calificó a España de ser un "país rezagado" en cuestiones de defensa y sugirió su posible expulsión de la OTAN. Sin embargo, la respuesta de la organización ha sido el silencio. Aunque las declaraciones de Trump han captado atención, no hay un procedimiento que respalde tal acción dentro de laOTAN, lo que evidencia que su enfoque parece más centrado en presionar a los aliados sobre el aumento del gasto militar.
Varias fuentes dentro de la alianza han confirmado que no existe un protocolo que contemple la expulsión de un país miembro. Aunque España no ha alineado su gasto militar con el objetivo del 5% del PIB establecido por la OTAN, se están realizando esfuerzos por parte de los aliados para manejar dicha discrepancia. Las fuentes subrayan que el compromiso de los 32 estados miembros es fundamental y que todos están enfocados en alcanzar este objetivo en el plazo de una década.
El tratado inicial de la OTAN, que data de 1949, contempla únicamente la salida voluntaria de un miembro, estableciendo que cualquier nación puede notificarse un año antes de su decisión al Gobierno de Estados Unidos. Aunque esta salida estipulada oficialmente no se ha dado en los más de 75 años de existencia de la organización, las presiones actuales sugieren que se están redefiniendo expectativas y compromisos entre los países miembros.
Las tensiones con Trump no son nuevas; ya en una cumbre reciente, el presidente estadounidense amenazó con imponer aranceles adicionales a España debido a su falta de compromiso con los incrementos en defensa. Esta dinámica pone de manifiesto la incertidumbre en torno a las relaciones dentro de la organización, donde las decisiones se toman por consenso y todos los miembros son responsables de discutir y actuar ante los nuevos requisitos de gasto militar.
Fuentes diplomáticas han comentado que el discurso de Trump se puede ver más como una táctica de carácter mediático que como una amenaza real. La postura del Gobierno español, que argumenta su compromiso con las obligaciones militares de la OTAN mientras aboga por mantener un gasto del 2,1%, ha sido objeto de críticas por parte de otras naciones aliadas, que consideran este argumento "falso" en el contexto actual.
Ante la situación, es importante recordar que la OTAN ha evolucionado considerablemente desde su fundación, ampliándose de 12 a 32 miembros. Un caso similar al debate actual se remonta a 1967, cuando Francia decidió retirarse de las estructuras militares de la organización, aunque continuó siendo parte del bloque. Francia revirtió su posición en 1995, lo que resalta la complejidad de las relaciones en el contexto de la defensa y la política internacional.
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