Trini Martínez, asistente domiciliaria en Alfafar durante la dana: "Logramos rescatar a todos con vida".
Recordando una noche de solidaridad intensa, Trini Martínez, una auxiliar de ayuda a domicilio de 52 años, evoca los momentos que vivió el 29 de octubre de 2024, cuando una devastadora dana golpeó la provincia de Valencia. A pesar de su dedicación a ayudar a los demás, no había nada que la pudiera preparar para la emergencia que se desató esa tarde en Alfafar, un lugar donde solía prestar sus servicios.
“Me emociono al recordarlo. Logramos sacar a todos con vida”, narra Trini con una mezcla de gratitud y asombro sobre cómo, junto a un grupo de jóvenes, pudo evacuar a las personas mayores atrapadas en la planta baja del edificio donde trabajaba. Su trayectoria profesional la ha llevado a involucrarse profundamente en su comunidad, tanto en su actual trabajo en La Terreta, una cooperativa de servicios sociales, como en su anterior labor con menores desfavorecidos.
El día de la tormenta, Trini había sido convocada para cubrir un turno y se dirigió a la vivienda de una señora con demencia. En un inicio, todo parecía tranquilo, incluso podían ver en televisión las lluvias que azotaban otras localidades. Sin embargo, la situación cambió drásticamente con la llegada de lluvia torrencial que comenzó a inundar las calles rápidamente.
En un giro inesperado, dos jóvenes que jugaban al fútbol buscaron refugio en el edificio. “Su presencia fue clave”, explica Trini, pues gracias a su apoyo lograron rescatar a los ancianos de la planta baja y llevarlos a un lugar más seguro. Con el agua subiendo, Trini sabía que salir del edificio era imposible, temiendo que la comunicación se interrumpiera por completo.
La angustia y la incertidumbre crecieron a medida que la tormenta avanzaba. Sólo contaban con la luz de las velas mientras atendían a las personas que habían logrado rescatar. “Lo más impactante fue la inundación de una de las casas en la planta baja, no pudimos abrir la puerta hasta las cuatro de la mañana”, revela, destacando la cohesión entre vecinos que se ofrecían lo poco que tenían para ayudarse mutuamente.
A pesar de lo aterrador de aquella noche, Trini mantuvo la esperanza. “Nos organizamos, todos querían contribuir. Era un momento de unidad”, recuerda. Sin embargo, el miedo reinaba, y todos estaban alerta al avance del agua, consciente de que si subía aún más tendrían que evacuar a los ancianos a plantas superiores del edificio.
Al hallarse en medio de esta crisis, Trini se dio cuenta de que, como muchos demás, había perdido contacto con su coche, que había sido arrastrado. Contrario a lo que se podría pensar, los saqueos no fueron la norma; en cambio, había quienes se preocupaban por sus vecinos más vulnerables, alentados a ser solidarios en medio del caos.
Finalmente, al día siguiente, después de una larga noche de incertidumbre y temor, Trini pudo salir y se sintió abrumada por la devastación que la rodeaba. Su camino de regreso a Valencia fue un recorrido de dolor y confusión, viéndose rodeada de personas que también buscaban regresar a la normalidad. Era un panorama surrealista, donde la vida parecía continuar en ciertas partes de la ciudad mientras ella atravesaba un escenario de desolación.
A través de esta experiencia, se mantuvo en contacto con la familia de la mujer que había estado cuidando, quien le agradeció su intervención. Cada vida salvada en aquel desastre le traía un alivio, y sabía que, a pesar de los estragos, todos estaban bien.
Sin embargo, el impacto de la catástrofe en la comunidad es duradero. Lamenta que la recuperación se ha prolongado innecesariamente y critica la falta de recursos necesarios para ayudar a los más vulnerables, especialmente a las personas mayores que han perdido sus medios de vida y no tienen dónde comprar alimentos. “Necesitamos que se agilicen las ayudas”, reclama, insistiendo en la importancia de intervenir en esas situaciones de crisis.
Por todo ello, en el marco del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer Trabajadora, Trini hace un llamado a seguir luchando por los demás y avanzar hacia un futuro donde la solidaridad sea la norma. “No debemos dejar de ayudar a quienes lo necesitan. Cada acción cuenta”, concluye, recordando el poder que tiene la comunidad para sobreponerse a la adversidad.
Las vivencias de Trini forman parte de una serie de relatos sobre mujeres que enfrentaron la tragedia de la dana que asoló Valencia, mostrando la fortaleza y el espíritu indomable de quienes siguen en pie, a pesar de los desafíos que enfrentan.
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