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Trump consolida su liderazgo en el movimiento MAGA a expensas del multimillonario más acaudalado del planeta.

Trump consolida su liderazgo en el movimiento MAGA a expensas del multimillonario más acaudalado del planeta.

Elon Musk ha lanzado un ataque frontal contra el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en un contexto donde su figura y sus iniciativas parecen estar en un claro retroceso. Este episodio, aunque común en la volátil Administración Trump, se distingue por la naturaleza de la disputa: Musk no solo es uno de los hombres más poderosos del mundo, sino también un actor clave en el ecosistema financiero que apoya a la campaña del mandatario.

Las encuestas parecen favorecer a Trump, con un reciente sondeo de YouGov que muestra que un 71% de los votantes republicanos respalda al presidente en esta controversia. Sin embargo, para Musk, la salida de la Casa Blanca se siente como una derrota total. El apoyo inicial de su administración a la ambiciosa legislación presupuestaria de Trump socava sus esfuerzos para reducir el gasto del gobierno y la burocracia estadounidense.

La influencia de Musk se vuelve cuestionable a medida que su imagen se deteriora entre el electorado conservador, especialmente después de la compra de Twitter en 2022, un movimiento que pretendía quizás generar una mayor aceptación. Sin embargo, su vínculo con la administración Trump parece haber afectado negativamente su reputación dentro del partido.

La confrontación entre Musk y Trump no es solo una disputa personal, sino que refleja tensiones ideológicas y estratégicas más amplias, especialmente considerando que ambos manejan plataformas de comunicación clave para sus respectivos seguidores: TruthSocial para Trump y X para Musk. Esta situación ha llevado a líderes de la derecha a elegir bando y a presionar por la reconciliación, aunque han sufrido un golpe a su imagen en este proceso.

El papel de Musk como asesor presidencial nunca estuvo exento de controversia, especialmente tras su defensa conjunta con Trump de una iniciativa de concesión de visados a trabajadores cualificados, que encontró resistencia en el ala más nativista del partido. Aun así, su considerable contribución financiera a la campaña de Trump lo había mantenido prácticamente a salvo de críticas en ese momento.

En sus primeros días, Musk trató de demostrar su valía en el ineficiente Departamento de Eficiencia Gubernamental, una agencia con el objetivo de reducir las operaciones del gobierno federal. Sin embargo, resurgieron tensiones con altos funcionarios, culminando en un desacuerdo con el secretario de Estado, Marco Rubio, sobre la intervención de Musk en temas de políticas gubernamentales.

Un punto crucial llegó durante las elecciones del Tribunal Supremo de Wisconsin, donde Musk intentó demostrar su influencia apoyando a un candidato de Trump, pero su intervención terminó en un revés electoral para el Partido Republicano. Los demócratas no dudaron en calificar a Musk como una "carga política" para los conservadores, lo cual se reflejó en la caída de las acciones de Tesla y en la creciente desaprobación de los inversores.

A medida que la situación se deterioraba, Musk intentó distanciarse del DOGE, manifestando su desilusión y buscando recuperar su enfoque en Tesla. Su frustración se convirtió en una crítica abierta al proyecto fiscal de Trump, acusándolo de promover un modelo de economía insostenible que podría llevar a una recesión.

El último capitulo de su enfrentamiento llegó culminando en un frenesí de publicaciones en redes sociales, donde incluso planteó la posibilidad de formar un nuevo partido político y atacó a Trump con fuertes acusaciones, comparándolo con figuras controversiales. Sin embargo, en un giro inesperado, el mismo círculo cercano a Trump ha visto la necesidad de suavizar tensiones, sugiriendo esfuerzos hacia una reconciliación —o al menos un estado de no agresión— entre ambos magnates.

Este episodio ilustra la naturaleza caótica de la política actual bajo el liderazgo de Trump, donde las alianzas y las enemistades pueden cambiar de la noche a la mañana, mientras tanto, el debate sobre la dirección política del Partido Republicano continúa abierto.