24h España.

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Abascal califica a Montero como la figura más autoritaria del Gobierno por poner en duda la presunción de inocencia.

Abascal califica a Montero como la figura más autoritaria del Gobierno por poner en duda la presunción de inocencia.

En la capital española, Madrid, se ha desatado una intensa controversia tras declaraciones del presidente de Vox, Santiago Abascal, en las que fustiga a María Jesús Montero, ministra de Hacienda y vicepresidenta segunda del Gobierno. Abascal la ha tildado de "lo más fascio" que ha ocupado un escaño en el Congreso, en respuesta a sus comentarios sobre la presunción de inocencia tras la absolución del exfutbolista Dani Alves.

Durante una entrevista en 'Informa Radio', el líder de Vox no escatimó en cuestionar la posición de Montero, señalando que su postura implica un desprecio por derechos fundamentales. “Es preocupante que alguien en su posición denote tal falta de comprensión de los principios básicos de la civilización y del orden jurídico”, expresó Abascal, quien se muestra contundente en su defensa de la presunción de inocencia.

Abascal resaltó la gravedad de que una figura política de alto rango ponga en entredicho este derecho, afirmando que socavar la presunción de inocencia es un camino peligroso. Según su perspectiva, el Ejecutivo se comporta como “salvajes de la política” que priorizan la búsqueda de poder sin considerar las implicaciones éticas y legales de sus acciones.

En medio de este debate, Abascal también abordó la situación de presuntos actos de corrupción que afectan al Gobierno actual, haciendo referencia a miembros de la familia del presidente Pedro Sánchez. Aunque sostiene que la presunción de inocencia debería ser un principio rector, Abascal eludió defenderlo en el contexto de estas acusaciones, lo que añade un matiz a su crítica.

“El principio de presunción de inocencia debería prevalecer hasta que se emita una condena, pero este principio ha sido ignorado en numerosas ocasiones”, concluyó, insistiendo en que si la situación fuera diferente y Sánchez estuviera en la oposición, habría demandado su dimisión sin dudarlo. Su postura refleja una creciente polarización en el discurso político actual.