La reciente escalada de tensiones entre Pakistán e India ha cobrado vidas en la región de Cachemira, donde se han registrado ataques artilleros por parte del Ejército indio, resultando en al menos cinco muertos y varios heridos. Este aumento de la violencia se da en un momento crítico en las relaciones bilaterales, marcadas por una serie de confrontaciones en las últimas semanas.

De acuerdo con reportes de la televisión estatal paquistaní, PTV, todas las víctimas del bombardeo son civiles, y hasta el momento, India no ha respondido oficialmente a estos trágicos acontecimientos. La situación se complica con un intercambio constante de agresiones entre ambos países, que ha llevado a un clima de incertidumbre y miedo en la región.

El Ejército paquistaní ha reaccionado afirmando haber destruido tres puestos militares indios en los últimos enfrentamientos, mientras que informes de la agencia de noticias APP indican que se han derribado seis drones de fabricación israelí en la región de Punyab. Este contexto de conflicto revela la tensión latente y las dimensiones internacionales que adopta el enfrentamiento entre estas dos naciones.

Además de la violencia en el terreno, la situación se ha visto agravada por un ciberataque que, según la administración portuaria de Karachi, provino de actores indios. Estos ciberdelincuentes habrían tomado control de su cuenta en la red social X, publicando mensajes engañosos sobre daños en las instalaciones del puerto debido a un supuesto bombardero. Sin embargo, rápidamente se aclaró que la cuenta había sido hackeada, reiterando que el puerto es una instalación segura.

Las raíces de esta creciente tensión pueden rastrearse hasta un atentado en abril en la Cachemira india que dejó 26 civiles muertos, la mayoría turistas. Desde entonces, la situación se ha deteriorado rápidamente, con más de 30 vidas perdidas en territorio paquistaní a causa de los bombardeos indios y un saldo de al menos 16 personas fallecidas en el lado indio por ataques de represalia.