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El Congreso de EE. UU. aprueba legislación para frenar la detención de migrantes indocumentados por delitos no violentos.

El Congreso de EE. UU. aprueba legislación para frenar la detención de migrantes indocumentados por delitos no violentos.

Las autoridades han llevado a cabo una importante operación en la que más de 300 migrantes fueron detenidos justo un día después de que Donald Trump asumiera la presidencia de Estados Unidos. Este hecho ha suscitado una gran preocupación y ha resaltado los cambios inmediatos en la política migratoria del nuevo gobierno.

El 23 de enero, las acciones del nuevo presidente han dado un giro significativo en la Cámara de Representantes, donde se aprobó un controvertido proyecto de ley que facilitará la detención de migrantes indocumentados que incurra en delitos no violentos. Este desarrollo se presenta como una de las primeras victorias legislativas del presidente Trump, quien, en su discurso inaugural, enfatizó la necesidad de endurecer las políticas migratorias de su administración.

Conocido como la 'Ley Laken Riley', en memoria de una joven asesinada por un migrante indocumentado el año anterior, el proyecto autoriza al Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) a detener a migrantes que se encuentren ilegalmente en el país y que sean acusados, arrestados o condenados por ciertos delitos, lo que incluye robos y allanamientos. Según reporta la cadena CNN, esta medida ha sido objeto de intenso debate, reflejando la actual polarización política en Washington.

La ley fue impulsada por el congresista republicano Mike Collins, de Georgia, y aprobada con un total de 263 votos a favor, lo que incluye la colaboración de 46 demócratas, evidenciando una línea divisoria dentro del partido opositor. Este hecho podría tener repercusiones no solo en la comunidad migrante, sino también en el funcionamiento interno de los partidos políticos en el Congreso.

Además, el proyecto de ley otorga poderes a los fiscales federales para que puedan impugnar las decisiones de liberación de migrantes adoptadas por jueces de inmigración, algo que ha generado un debate sobre los derechos de los individuos y el debido proceso. También se incluye la posibilidad de que se apliquen sanciones a países que no acepten a sus ciudadanos deportados, lo que podría dañar las relaciones diplomáticas internacionales de Estados Unidos.

Entre los casos que continúa latente en la opinión pública, se encuentra el de José Ibarra, un venezolano condenado a cadena perpetua por el secuestro y asesinato de Laken Riley en Georgia. Este caso ha sido utilizado por los partidarios de la ley para justificar el endurecimiento de las políticas migratorias, evocando temores sobre la seguridad en las comunidades locales.

En un contexto donde la opinión pública se polariza, se han registrado 308 detenciones de migrantes en situación irregular durante las primeras 24 horas desde que Trump asumió la presidencia. Tom Homan, responsable de políticas migratorias de la nueva administración, defendió las acciones de ICE diciendo que la agencia está cumpliendo con su mandato, identificando y arrestando a aquellos migrantes que tienen antecedentes penales. Un discurso que parece indicar el inicio de una nueva era en la política de inmigración en Estados Unidos, marcada por el temor y la inseguridad para muchas comunidades migrantes.