El Rey emérito aboga por el valor de la democracia, lamentando la pérdida del espíritu de la Transición.
En la previa del medio siglo desde su ascenso al trono, el rey emérito Juan Carlos I ha decidido compartir su visión sobre su papel en la historia democrática de España mediante una extensa entrevista concedida al diario francés 'Le Figaro'. En sus declaraciones, subraya que la democracia no fue un regalo del destino, sino el resultado de un arduo proceso que parece haber perdido su esencia en la política contemporánea.
Esta es la primera ocasión en que Juan Carlos I habla públicamente desde su exilio en Abu Dabi, donde reside desde agosto de 2020. Durante la conversación, el emérito enfatiza la importancia de recordar que "la democracia no cayó del cielo", un recordatorio que parece más relevante que nunca a medida que se acerca el 20 de noviembre, fecha que marca el 50 aniversario de la muerte de Francisco Franco y el 22, el de su llegada al trono.
La motivación detrás de su libro, titulado 'Reconciliación' y que se publicará el 5 de noviembre, es según él, la creciente desconexión de las nuevas generaciones respecto a los hechos históricos que definieron la política española. "Mis amigos y sus descendientes no saben nada sobre Franco ni sobre la Transición", lamenta el monarca, quien se ha visto acompañado por la escritora Laurece Debray en este proyecto literario.
Juan Carlos I es consciente de que sus memorias generarán controversia. En tono de broma, menciona que será objeto de ataques, sugiriendo incluso la necesidad de "un escudo" para protegerse. Sin embargo, espera que su narrativa ayude a enfrentar y comprender "nuestros demonios".
En su libro, el emérito repasa no solo su vida personal, sino también su relación con Franco, el proceso de la Transición y el desafortunado golpe de Estado del 23-F. Expresa su descontento por la traición de Alfonso Armada, quien, según él, se aprovechó de su confianza para conspirar. "No hubo un solo golpe, sino tres", lamenta, evidenciando la complejidad del contexto político de la época.
Formado bajo la tutela de su padre, Don Juan, el rey emérito aprendió la importancia de escuchar a quienes piensan diferente y se muestra orgulloso de haber sido un puente de comunicación durante su reinado. Según él, esto fue esencial para la estabilidad y el diálogo durante un período de gran tensión en la sociedad española.
Aborda también su rol en la legalización del Partido Comunista, revelando cómo utilizó intermediarios inesperados para facilitar el diálogo entre diferentes sectores políticos. Su visión sobre el respeto a las instituciones es clara, y siente nostalgia por lo que él denomina “el espíritu de la Transición”, un ethos que, en su opinión, se ha desvanecido en el actual clima político.
Por último, Juan Carlos I explica su decisión de exiliarse, argumentando que lo hizo para asegurar un espacio seguro para su familia y para evitar el escrutinio de los medios de comunicación. "Busqué un lugar donde los periodistas no pudieran encontrarme fácilmente", concluye, dando un toque personal a su historia reciente que sigue generando debate en la sociedad española.
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